DOMINANDO CON EL ESPÍRITU DE LOS LIBERTADORES

Por Salvador Montoya/Escritor
Entonces los entregaste en manos de sus enemigos, los cuales los afligieron; pero en el tiempo de su tribulación clamaron a ti y tú desde los cielos los oíste; y según tu misericordia les enviaste libertadores para que los salvaran de manos de sus enemigos.
Nehemías 9.27
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Siendo adolescente fui con mi padre a la casa natal de Simón Bolívar, el Libertador en Caracas por primera vez. Quizás muchos la han visitado. Viniendo del interior del país pude ver allí algunos de sus libros, los instrumentos hogareños, la cama, la ropa y otros enseres. Nada dejó de ser impactante para mí. Pero entre tantas cosas me llamó la atención que en una vitrina estaba un libro de Voltaire. Entonces me imaginé a Bolívar leyendo a Voltaire en medio de una sociedad tan colonial y por tanto bajo el régimen de la Santa Inquisición. Allí empezaba su disrupción, allí empezó a ser libertador, iba a contracorriente. Porque para ser libertador de naciones, libertador de culturas primero tienes que ser libertador de las ideas, libertador de las mentalidades. Por tanto, mencionar la palabra libertador es mencionar a Bolívar. Su historia es la historia de un libertador. Entonces, decir Bolívar es aprender cómo ser libertador y cómo libertar a otros. No nos referimos a vanos mesianismos ni a utopías caducas: hablamos del sentido intrínseco de cada hombre por vivir su propia libertad, su propia historia. Ser libertador es tener conciencia de nuestra terredad, de nuestra humanidad, de nuestro destino y propósito personal y colectivo en el planeta Tierra.
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Jesús de Nazaret también habló de ser libertador. Él dijo que el reino de los cielos era como la levadura echada sobre la harina, sobre la masa (Mateo 13.33). La levadura impacta toda la masa, transforma su naturaleza, produce cambios totales. Ser levadura es ser libertador. Influencia toda la masa. Sé tú el que influencia, sé tú el que genera los cambios y las transformaciones. Lleva el espíritu de los libertadores. Lleva contigo la actitud de conquista. Por eso un libertador siempre se conecta con otros libertadores. Se sabe que el hijastro de George Washington desde Mount Vernon, Virginia le mandó de regaló a Bolívar en nombre del gobierno de los Estados Unidos un medallón con el rostro del Libertador de los Estados Unidos; un mechón de pelo; una carta de Washington a su esposa al partir para la guerra. Fue en el año de 1825. Y fue el Marqués José María Lafayette1, amigo personal de George Washington, héroe de la Independencia de los Estados Unidos y figura clave de la Revolución Francesa, el encargado de entregarle el presente al Libertador Simón Bolívar personalmente. El medallón por la parte de atrás tenía la siguiente inscripción en latín: “Este retrato del autor de la libertad en la América del Norte, lo regala su hijo adoptivo a aquel que alcanzó igual gloria en la América del Sur”. Bolívar le contestó con una pasión y admiración singular: “Hoy he tocado con mis manos este inestimable presente. La imagen del primer bienhechor del continente de Colón presentado por el héroe ciudadano general Lafayette y ofrecido por el noble vástago de esa familia inmortal era cuanto podría recompensar el más esclarecido mérito del primer hombre del universo. ¿Seré yo digno de tanta gloria? No: más la acepto con un gozo y una gratitud que llegarán, junto con los restos venerables del padre de la América, a las más remotas generaciones de mi patria. Bolívar”2. Y a este presente el marqués Lafayette le agregó un par de pistolas de lujo, fabricadas por el armero de Napoleón Bonaparte3. En la subasta donde fueron vendidas las armas en 2016 por un monto de 1.8 millones de dólares, una de las especialistas dijo: “Estas pistolas nos conectan directamente con estos personajes, que en realidad cambiaron al mundo4. Simón Bolívar usó el medallón siempre. Y preservó las dos pistolas. Washington, Bolívar y Lafayette unidos por la admiración y el respeto y el espíritu de superación. Allí están ellos representando cada uno una parte importante del mundo y lo mejor de sus culturas: Washington (América del Norte), Bolívar (América del Sur) y Lafayette (Europa). Volvamos a unir pues a la América y a Europa en esta era de la inteligencia artificial con una geopolítica humanística y de alta cultura, de alta espiritualidad. Porque el espíritu de los libertadores se conectan por su mentalidad y por su alto nivel de visión. Como Washington, Bolívar y Lafayette hace doscientos años. Conéctate al espíritu de los libertadores. Sé un libertador.
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En nuestro tiempo se necesita un poderoso linaje de libertadores. Pero con las armas del pensamiento, de la innovación y de la estrategia. Nehemías en el pensamiento profético nos refiere que es de Dios levantar libertadores en medio de la opresión y del caos. La verdad bíblica establece la palabra en plural: libertadores. Es decir, Dios levanta muchas clases de libertadores. Aquí no hay búsquedas de autócratas o de caudillismos. Los libertadores son muchos y se conectan entre sí. Por lo menos de tres clases de libertadores podemos hablar:
Uno: Libertadores de la opresión. La filósofa norteamericana  I. M. Young5 en su teoría de los cinco rostros de la opresión afirma que estos son: explotación, la marginación, la carencia de poder, el imperialismo cultural y la violencia. Y todo ello lleva hacia una vida infértil.  Apocalípticos e integrados en el combate al decir de Umberto Eco. ¿A quién vas a complacer? Tengo que decidir qué tipos de ideas voy a tener en mi mente, qué modelos de ideas van a hacer vida en mí. Porque de la clase de ideas que tengas se va a determinar si eres oprimido o eres libertador. Porque tus ideas van a complacer a alguien o a algo, es decir, definen tu cosmovisión y por tanto, tu proyecto de humanidad. Mente de oprimido solo repite conceptos de la domesticación cultural. Pero mente de libertador de la opresión genera ideas de empresas, de crecimiento, de éxito, de triunfo, de expansión.
Dos: Libertadores de las multitudes. Nació en los llanos venezolanos, en una familia de escasos recursos económicos. Pero el muchacho impulsó sus sueños y no se detuvo hasta graduarse de médico en 1923. Se llamaba José Francisco Torrealba6. Y entonces impulsó su lucha contra los males que afectaban a los más desposeídos de su tierra, a los que estaban contaminados del Mal de Chagas. Y el Dr. Torrealba, políglota y sabio, luego de llegar de Alemania propuso nuevos métodos de verificación del mal y de la erradicación de tan perversa enfermedad. Y así se mantuvo luchando, liberando multitudes de otras patologías y dolencias. Porque eres libertador de multitudes cuando tu medicina se conecta con el bienestar de muchos. Así lo hizo el libertador Mandela después de  27 años preso liberó a su pueblo, a sus multitudes del racismo y del apartheid. También lo hizo el libertador Martin Luther King Jr. al lograr romper las cadenas de la segregación racial en su país. Para ello tengo que amar las multitudes. Y quien ama a las multitudes se parece a Jesús de Nazaret. Ese es el espíritu de Jesús. Vivir lo que se dice para que las multitudes se empoderen.
Tres: Libertadores financieros. Eres un libertador financiero cuando tu productividad bendice el hogar, la casa, la familia, la comunidad, el país. En la Biblia José libera a Egipto, al imperio más grande de su tiempo de hambre y escasez, con la estrategia que propuso. Y así fue el libertador financiero de todo un imperio. El General Marshall impulsó el Plan Marshall con el gobierno de los Estados Unidos y así se hizo libertador financiero de la Europa de postguerra, de todo un continente. ¿Qué produzco? ¿Qué estoy produciendo? Mis impuestos libertan a mi país. Mi sudor liberta a mi familia. Mi transpiración rompe las cadenas de la miseria y de la pobreza. Si trabajo me hago más fuerte, llego más lejos. Cuando desarrollo mis talentos, mis capacidades, mi materia gris, mis neuronas hago avanzar a mi país. Así me hago un libertador financiero. Porque con mis recursos enriquezco a mi nación, rompo con la mentalidad del capitalismo rentístico y avanzo hacia la prosperidad integral.

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Por consiguiente, los libertadores de hoy no tienen búsquedas de nacionalismos trasnochados o de fascismos. Los libertadores de hoy tampoco lo son para declararle guerras a otras naciones. Los libertadores de hoy son mestizos, son libertadores con el espíritu de Washington, de Bolívar y de Lafayette: toman lo mejor de sus conciencias y de sus talentos y de sus culturas y se enriquecen para acabar con la opresión en todas sus formas, para empoderar a las multitudes y avanzar hacia el bienestar compartido.
NOTAS
1.     Scott S. Smith, Gente extraordinaria: lecciones de la vida real sobre qué se necesita para alcanzar el éxito, Melbourne, Motivational Press, 2014, pp. 74-82
2.     Carta de Simón Bolívar a Don Jorge Washington Custis, Lima 25 de mayo de 1826. Disponible en: http://www.archivodellibertador.gob.ve/escritos/buscador/spip.php?article111 [Consulta: 14 de febrero de 2019]
3.     Natalia Guerrero, La fascinante historia de las dos pistolas que unen a Simón Bolívar, George Washington y el marqués de Lafayette, en BBC Mundo, 2016. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias/2016/04/160412_cultura_nueva_york_subasta_pistolas_simon_bolivar_ng [Consulta: 14 de febrero de 2019]
4.     Natalia Guerrero, Ibíd.
5.     I. M. Young, La justicia y la política de la diferencia, Madrid, Ediciones Cátedra, 2000
6.     Edward Ron, Dr. José Francisco Torrealba, un científico muy humanista, 2015. Disponible en: http://www.zarazahistorica.com.ve/2015/07/jose-francisco-torrealba-un-cientifico.html [Consulta: 14 de febrero de 2019]

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