¿DE CUÁL MÚSICA ESTAMOS HECHOS? (II PARTE)

Por Salvador Montoya/Escritor*
En Venezuela también se hace rock por esos años y la balada tiene un arranque muy bienvenido gracias a la amplia variedad de boleros y esta balada popularmente se conocería tiempo después como música romántica. También se incorpora el merengue dominicano y la bachata. Así como surge en América Latina Rubén Blades (salsa), Juan Luis Guerra (merengue, bachata), Juan Gabriel (ranchera, balada), José Luis Perales (balada, pop), Armando Manzanero (bolero, balada) en Venezuela surgen Franco De Vita (balada, pop), Roberto Antonio (merengue), Natusha (merengue), Ricardo Montaner (balada, pop). También entra en auge la canción de protesta de Silvio Rodríguez (Cuba), de Violeta Parra (Chile), de Alí Primera (Venezuela), de Soledad Bravo (Venezuela). Más adelante tenemos un rock nacional que se une a las corrientes del rock latino y se escuchan bandas como Soda Stéreo, Los Cadillacs, Zapato 3 entre otros. Ahora bien, todo esto ocurre sin menospreciar la proyección nacional de las gaitas, la música llanera (Reinaldo Armas, Luis Silva, El Carrao de Palmarito) y personajes o grupos como Serenata Guayanesa, Gualberto Ibarreto, Cheo Hurtado, Cecilia Todd entre otros.
Ahora bien, hay otros ritmos que se hacen parte del alma nacional hechos por las generaciones nuevas como el ska y el reggae de Desorden Público, el reggae y el dance hall de Mulato, la balada romántica de Guillermo Dávila, el funk de Los Amigos Invisibles, Guaco. Es decir la variedad musical es parte de la formación del siglo XX que estaba por caducar. En mi caso personal recuerdo que de tardes luego que llegaba del colegio me iba a casa de mi tía Hilda. Ella era una mujer rumbera pero hogareña. Así que ella me hacía café, ella lo tomaba fumándose un cigarrillo y yo me lo tomaba siendo el disc jockey de ella. Y allí entonces escuchaba a José Luis Perales, luego a Franco de Vita, a Juan Gabriel, a Los Melódicos, a Oscar D’ León, a Juan Luis Guerra, a Roberto Antonio, a Pastor López y las chatarritas (así le llamaba ella a las canciones románticas en inglés). Por la noche bastante tarde para un niño-adolescente me quedaba con el radio de mi casa sintonizando programas donde ponían reggae, jazz (sí, sobre todo jazz), rock, blues, bossa nova The Beatles, Michael Jackson. No entendía mucho de esas cosas pero esas sonoridades me conmovían fuertemente. Y aún siguen tatuadas en mí. Son mi medicina y mi tesoro.

No obstante, en una casa cristiana como la mía también se escuchaba “música cristiana”. Allí estaban la música de Marino, de Oscar Medina, de Rabito. Luego vinieron Marcos Witt, Marco Barrientos, Jaime Murrel. Pero en algunas denominaciones cristianas estaba prohibido el escuchar a estos cantantes porque según “usaban los ritmos del mundo” (bolero, balada, pop, rock) para cantarle a Dios. Solo se permitía cantar a Dios con himnarios (desconociendo que un himnario común viene de la forma de los cantares de Inglaterra). De hecho estaba hasta prohibido cantarle a Dios con música llanera ¡imagínate! Cuando aprendí inglés pude acceder a otros ritmos con contenidos cristianos. Pero a veces estos cantantes cristianos en su formación musical carecían de buenas letras, de honestidad humana y espiritual. Sus canciones hablaban mucho de una metafísica que no entendía. Por ello, cuando algún cantante de música cristiana o secular hace funk, hace tango, merengue, bolero, pop, r&b, rock debe recordar que está tocando notas que fueron excluidas, que fueron menospreciadas por el sistema y que tienen historia de lucha por la justicia y por la espiritualidad. Como cantaba Bob Marley: “Hit me with music, I don’t feel no pain” (Golpéame con música que así no me duele). 

*Apuntes de un adolescente trasnochado

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