LAS INTELIGENCIAS MÁS IMPORTANTES


Por Salvador Montoya/Escritor
Para mi perla, por supuesto
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Me le acerqué al animal con cierto temor. Al lado estaba mi abuelo observando mi miedo y mi nerviosismo. Toqué su cuerpo: era seco, árido y rústico. Pensé que tal vez esa piel venía del desierto. Era un niño descubriendo al milenario burro con mutismo y mucha inocencia. Le dimos de comer. Y luego mi abuelo me montó sobre él y di unas vueltas alrededor del patio. El sol invadía mi aventura. No tenía nada de heroico pero seguía con nervios de punta su pausado caminar. Al final mi abuelo le tomó las riendas y me bajó diciéndome: “¿Viste? Los burros son gente buena”. Mi abuelo, el Esopo llanero, me enseñaba la más grande inteligencia del burro.
2
El significado del burro en la historia humana manifiesta una riqueza extraordinaria. El burro fue por milenios el transporte mayor de las grandes civilizaciones. Animal de carga, de comercio, de ayuda. Animal de riqueza. No obstante, el burro también puede tener una semántica negativa. El burro es fealdad, es terquedad, falta de entendimiento, cerrazón mental. Toda esa epistemología es extraída por el hombre al observar al burro. Apuleyo, ese poderoso escritor latino, del siglo II D. C., refirió en su libro El asno de oro las vivencias múltiples de un hombre convertido en burro por los bajos fondos del Imperio Romano. Allí están los desmadres, la corrupción, el erotismo, el ocultismo, la religión expuestas bajo un lente corrosivo, irónico y burlesco. El asno es entonces crítica al alma imperial. Siglos después, en 1914, aparece el texto poético del español Juan Ramón Jiménez Platero y yo con su humanismo brillante, con las virtudes del hombre sencillo, admirado ante la vida y fortalecido por la fe y la esperanza. El burro es entonces humanidad, corazón de bondad y bienestar. Y ya también como producto de nuestra era postmoderna tenemos la producción cinematográfica estadounidense de 2001 Shrek y su aventura que comparte con el Burro, su mejor amigo. El Burro es caprichoso, leal e ingenioso. En su fealdad hay humor, inteligencia y astucia. El burro es entonces amistad y espíritu de superación. Por eso los argentinos en su ska (el grupo La Hormiga): “No todos los burros son tan burros, son tan burros”. O como nos enseñaron desde niño a cantar: “Con mi burrito sabanero voy camino de Belén…Apúrate, mi burrito que ya vamos a llegar”. El burro es entonces alegría, es el peregrinaje de la vida, la lucha por ser feliz. El burro nos enseña las inteligencias más importantes.
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En la Biblia nos encontramos con tres referencias al burro muy ejemplares. Primero se nos habla de la burra del profeta Balaam (Números 22.21-33) que ante la terquedad de su amo decide no ir por el camino indicado (ya que un ángel los detenía y los iba a matar) y siendo azotada tres veces al final le habló al profeta demostrando así mayor juicio que el propio humano que la poseía. Es decir, la burra de Balaam nos enseña la sensibilidad, la comunicación, la decisión acertada de tomar en cuenta lo sobrenatural, lo profético en nuestras vidas. Segundo, la Biblia afirma que Sansón tomó una quijada de burro y con ella mató a mil hombres (Jueces 15.15). Es decir, quizás uno puede considerar que tiene algo muy poco valioso con qué vencer en el mundo pero aún una quijada de burro tiene el poder suficiente de darte éxito y victoria. La quijada de burro nos enseña la osadía, el atrevimiento, el uso eficiente de nuestros talentos y capacidades. Y por último, la Biblia narra cómo Jesús de Nazaret llegó a Jerusalén en su entrada triunfal montado encima de un pollino y fue recibido así como un rey (Lucas 19.35). Es decir, la realeza sólo puede ser ejercida desde el asiento de la humildad y de la sencillez. Si entraba a caballo simbolizaba la guerra, pero si entraba sobre un asno tenía la connotación de la paz y del servicio. El ejercicio de tu liderazgo se mueve sobre la espalda de un burro, sobre la sencillez y la fortaleza de un burro, que aún en momentos y lugares áridos y adversos no vuelve a atrás. Y soporta la carga y sigue hacia adelante. Cualidades geniales de la inteligencia de un burro.
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Ahora bien, se cuenta que mi pueblo natal dejó de ser la capital del estado (comienzos del siglo XX) pues algunos jóvenes rebeldes tomaron un burro y le pusieron una manta encima la cual tenía una pinta que decía: “Este es Gómez”. Y lo pasearon por todo el pueblo. Y Juan Vicente Gómez era el dictador del país en esa época. Una comparación que fue fatal pues legó la destitución del pueblo como epicentro político-administrativo. Sin embargo, Andrew Jackson le llamaban “el burro” y el volteó el significado vituperante y tomó lo positivo del burro (su esfuerzo, su trabajo) y así se convirtió en símbolo (el burro) del partido demócrata de los Estados Unidos de América. Nos toca a nosotros cada día decidir qué o cuál virtud del burro tomar. Hoy precisamos tomar sus inteligencias más importantes para ser buena gente, para ser verdaderos seres humanos, como decía mi abuelo.
Imagen: “You are a donkey” por Dimitris Liossis, artista griego.

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