EL PODER DEL PENSAMIENTO GLOBAL
EL PODER DEL PENSAMIENTO GLOBAL
-Rompiendo esclavitudes mentales desde
la marginalidad-
Por Salvador Montoya/Escritor
Para mi hijo Mathías
Aquella misma noche se le fue el sueño al rey, y
dijo que le trajesen el libro de las memorias y crónicas, y que las leyeran en
su presencia. Entonces hallaron escrito que Mardoqueo había denunciado el
complot de Bigtán y de Teres, dos eunucos del rey, de la guardia de la puerta,
que habían procurado poner mano en el rey Asuero. Y dijo el rey: ¿Qué honra o
qué distinción se hizo a Mardoqueo por esto? Y respondieron los servidores del
rey, sus oficiales: Nada se ha hecho con él.
Ester 6.1-3
Porque las cosas que se escribieron antes, para
nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la
consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.
Romanos 15.4
If you know your history
Then you would know where you coming from
Then you wouldn’t have to ask me
Who the heck do I think I am
Bob Marley, Buffalo Soldier
1
Dos cuentos chinos para comenzar y luego un cuento
venezolano. El primer cuento chino es aquel cuento clásico del príncipe recién
coronado rey que pidió a su corte de sabios que le trajese una síntesis de los
conocimientos humanos para así gobernar mejor a los hombres. La corte de sabios
se tardó diez años y trajeron veinte libros. Entonces el rey defendiendo al
reino en una guerra dijo que no tenía tiempo para leer tanto, que hicieran otro
resumen. Así que tardó la corte diez años más y le trajeron diez libros. El rey
dijo que estaba aplacando una rebelión y no podía dedicarse a leerlos todos,
exigió que volvieran a hacer un resumen. Así que la corte hizo lo mejor que
pudo y diez años después trajeron un solo volumen. Pero ya el rey estaba
enfermo en su lecho de muerte. Ya ni siquiera podía leerlo. Así que le pusieron
el volumen al lado de la cama y uno de los sabios se le acercó y le dijo al rey
una síntesis de la historia del hombre: “Los hombres nacen, aman, luchan y
mueren”. El pensamiento global se define en la historia de los hombres.
2
Shi Huang Ti, ese emperador chino que tanto
impresionó al genio de Borges, ordenó la quema de todos los libros de su reino
para que la historia comenzará con él. En otras palabras: la historia del
pasado es un peligro que es mejor destruirlo para que así nazca la amnesia
colectiva, los hombres sin memoria son más fáciles de dominar y de esclavizar.
El pensamiento global es el antídoto en contra de la desmemoria y de la
tiranía.
3
Augusto Mijares, un genial historiador y perspicaz
intelectual venezolano, siendo Ministro de Educación, en 1949, se dice que en
un arrebato de barbarie ante las vejaciones de cierto escritor del pasado sobre
la figura de Bolívar, ordenó la quema de cinco mil ejemplares de las memorias
de Boussingault. Contraste profundo: un historiador quemando libros. Hoy en día
no hay quemas de libros físicos pero se incineran los hechos a través de los
fakenews, de la alienación de los mass media, del mundo líquido del hombre
neoliberal. El pensamiento global empodera la mente para superar prejuicios,
sesgos y envilecimientos.
4
Cada generación escribe e interpreta la historia
(pasada y presente) en confrontación con los proyectos políticos en pugna de su
momento. Y para poder ejercer la libertad genuina y el pensamiento global se
requiere conocer esa historia y liberarnos de las trabas que buscan encadenar
nuestras mentes a sus modelos de razonamientos y de acción por más que estén
impulsados de buenas intenciones. Así que, ese ejercicio de conciencia comienza
en el caso venezolano conociendo las obras históricas-íconos del pensamiento
nuestro. Y a la vez saber de manera básica las corrientes historiográficas
actuales que sustentan esas visiones.
Con la llegada de la democracia representativa al
país (en el año de 1958) emergen textos históricos que sintetizan de alguna
manera ese logro. Allí está la obra de J. L. Salcedo (Historia fundamental
de Venezuela, 1970) y de Tomás Polanco Alcántara (Perspectiva histórica
de Venezuela, 1977). Más adelante llegan las obras cismáticas de Federico
Brito Figueroa (Historia económica y social de Venezuela, 1966-1987) y
de Germán Carrera Damas (Una nación llamada Venezuela, 1980). Estos dos
historiadores como todos sabemos influenciados por el pensamiento marxista. Está
también la obra dirigida por Elías Pino Iturrieta (Historia mínima de
Venezuela, 1992) y el texto de Guillermo Morón (Historia de Venezuela,
1971). Ellos dos más centrados en la historia de las ideas y de un pensamiento
conservador.
Con la llegada del siglo XXI se publican textos
muy interesantes de Andrés Stambouli (La política extraviada, 2002), de
Rafael Arráiz Lucca (Venezuela: 1830 a nuestros días, 2007), de Mario
Sanoja (Historia sociocultural de la economía venezolana, 2011), de Tomás
Straka (La república fragmentada, 2015) y la obra colectiva dirigida por
Mario Sanoja (El pueblo venezolano: 15 mil años de historia, 2017).
Ahora bien, estas obras están enmarcadas en algunos de los siguientes lenguajes
políticos: liberal, positivista, socialista, tecnocrático, neoliberal. Y por
supuesto se nutren de las diversas corrientes historiográficas. Nombremos en
este afán esquemático siete de esas corrientes: el positivismo, el
historicismo, el materialismo histórico, la escuela de los annales, el
estructuralismo, la microhistoria junto a la historia oral, la historia local y
regional y la nueva historia. Quien escriba o interprete nuestra historia
contemporánea lo hace bajo conocimiento de todas estas vertientes.
Ahora bien, dice la historiadora
argentina-venezolana Marielena González (Historia e historiadores de
Venezuela en la segunda mitad del siglo XX, 2007) que hacer historia en el
país parte de varios supuestos "de trabajo": es una expresión de la
historia oficial (es decir muchos defienden el status quo por más que lo
nieguen), son intelectuales (promueven una agenda social y política), son
profesionales (manejan con rigor la metodología de esta ciencia y tienen mejor
posición para criticar la historia oficial), inclinación didáctica (textos
hechos para masificar un conocimiento superficial de los hechos),
diversificación de investigaciones, se realiza mayormente con apoyo
institucional (es decir, sin la oficialidad de la institución tiende a pasar
por irrelevante la obra).
Por consiguiente, al leer una obra histórica
entramos en un complejo de intereses para adueñarse de nuestra mente y de
nuestro destino y de la forma de tomar decisiones en nuestra vida cívica y
personal. Incluso la historiografía de la nueva historia plantea que: se puede
investigar cualquier actividad humana (la historia tradicional solo se dedica a
la política), dilucida las estructuras múltiples (la historia tradicional narra
tan solo los acontecimientos y sus protagonistas), investiga a individuos o
grupos sociales desfavorecidos (la historia tradicional se centra en la visión
de los de arriba: estadistas, militares, grandes líderes), de diversidad enorme
(se plantea un mestizaje de métodos y de preguntas, con una hibridez
constante). Citemos un ejemplo de una obra de la nueva historia: La cerca
(2002) de Jean Rolin. Esta obra trata sobre un boulevard de París llamado Ney.
Entonces Rolin nos cuenta la historia del mariscal Ney en la revolución
francesa y mientras él pasea por el boulevard en la actualidad nos narra
también la vida sórdida de todos los borrachos, seres caídos y frustrados que
habitan todos esos espacios y barrios alrededor del boulevard Ney. ¿Qué une al
mariscal Ney con esos seres violentados por el sistema y por sí mismos? Los
conecta el hilo de la subjetividad insurgente. Entonces, ¿qué nos queda de
saber todo esto? Que nuestra historia nos demanda seguir actuando por la mejor
democracia, por defender los valores republicanos y por nuestra identidad como
nación y como seres humanos. Sin eso nos volveremos un territorio de acéfalos,
llenos de complejos y de prejuicios, condenados al fárrago y a la violencia.
5
En el pasaje bíblico de epígrafe entendemos la
historia del rey que pidió que le leyesen en una madrugada sin sueño el libro
de la historia de su reino. Porque los gobernantes leen la historias de sus
pueblos, no la destruyen, la leen con fervor. La historia la leen funcionarios
de toda índole. Y en el libro de la historia aparecía la acción de un hombre
marginal que lo había salvado a él y a su reino. Entonces el rey Asuero
preguntó: “¿Qué honra se le ha dado a este hombre?”. Y le respondieron que
nada. Y luego ocurrió que mandó a darle honra de rey, vestido de rey, caballo
de rey, autoridad de rey. Y todo porque en los libros de la historia su
accionar había sido escrito. Hay reyes que van a leer tu historia de superación
y van a ser empoderados por lo que has hecho. Esto nos descifra una verdad
meridiana: los marginales que hacen historia terminan salvando reinos y
sociedades aunque aparentemente nadie los tome en cuenta. Por eso dentro de
nuestra historia hay muchas mujeres, hombres, jóvenes, inventos, creaciones,
sazones, sabores, juegos, relatos que son marginales pero que terminan salvando
nuestra democracia, nuestra república, nuestra cultura y nuestra prosperidad.
Ese es el verdadero pensamiento global: en lo marginal está la liberación de
nuestros pueblos. Por eso no solo leamos la historia tradicional: leamos la
historia de esos personajes de ayer y de hoy olvidados. Porque recuerda que en
ellos está la salvación de la sociedad. Todavía hay Mardoqueos en nuestras
ciudades. Mardoqueo terminó salvando el reino de Asuero y a su propio pueblo.
Los Mardoqueos no sufren de xenofobia: nos salvan a todos. Puede que se hayan
olvidado de tu hazaña, de tu épica de superación. Pero está en la historia y
con esa historia salvamos lo mejor de nuestro espíritu y de nuestro
pensamiento. Necesitamos darle honra a nuestros Mardoqueos. Ese Mardoqueo es el
papá y la mamá que lleva a sus hijos a la escuela. Mardoqueo es ese joven que
estudia y trabaja. Mardoqueo es ese hombre que cultiva su fe y su
espiritualidad. Mardoqueo es ese soñador en su emprendimiento. Mardoqueo es ese
que ha fracasado pero vuelve a levantarse. Aquí hay millones de Mardoqueos,
esos marginales quizás subestimados y menospreciados pero que salvan lo mejor
de nuestra esencia. Y se han convertido en ejemplo como dice Pablo a los
Romanos: esas cosas se escribieron como enseñanza para que tengamos esperanza.
La historia que se lee es para impartirte esperanza. Marginal fue el pardo Juan
German Roscio que nació bajo un ambiente de racismo y de castas, bajo un feroz
colonialismo político y mental. Pero terminó siendo figura clave de nuestra
Independencia. Redactor de nuestra Acta de Independencia y murió siendo en
funciones el vicepresidente de la Gran Colombia. El subestimado que salvó
nuestra nación y la sigue salvando con su ejemplo y su filosofía. Tuvo un
pensamiento global por encima de todos los caos y de los desmadres.
Calabozo, Enero 2023
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