EL ESPÍRITU SUPERIOR DE LA AUTORIDAD

Por Salvador Montoya/Escritor
Pero Daniel mismo era superior a estos sátrapas y gobernadores, porque había en él un espíritu superior; y el rey pensó en ponerlo sobre todo el reino.
Daniel 6.3
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Recuerdo que estaba en mis tiempos de liceísta. Y uno de mis profesores observaba mis calificaciones y observaba mi conducta también. A él le parecía que yo tenía mucho potencial pero percibía que podía alejarme del camino de los excelentes. Entonces un día me dijo algo que al principio no entendí del todo pero se quedó grabado en mí. Él me dijo: “Mira, Montoya. Creo que tienes potencial para la grandeza pero debes decidir: ¿ganas o rompes el récord?”. Mi profesor me estaba despertando al espíritu superior de la autoridad. Yo tenía que decidir ser uno más que gana o esforzarme por romper el récord de la excelencia. Vivir de sólo ganar, en este sentido, no me hace singular, no me hace descollar. Sin embargo, quien rompe récords impone y diseña nuevas realidades, descubre horizontes por donde la vida y la historia se hacen extraordinarias. Así se vive el espíritu superior de la autoridad. Porque la autoridad se sostiene en una competencia demostrada.
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En la última película sobre el rey Arturo dirigida por Guy Ritchie titulada: El Rey Arturo: La leyenda de Excalibur (2017) hay un principio profundo dicho por la maga que lo asiste. Sucede que Arturo siempre pensó que él era el hijo de una prostituta. Él se había criado toda su vida en un prostíbulo. Sin embargo, cuando logra sacar la espada Excalibur de la piedra todo el mundo sabe que él es el rey que va a romper con opresión que hay sobre el pueblo. Pero Arturo no acepta esa investidura, rechaza ser rey. Entonces la maga lo envía solo a las Tierras Oscuras. Y allí tendrá que enfrentarse a las fieras y a los demonios. Y uno de sus ayudantes le dice a la maga que puede ser que no resista en esa batalla solitaria, que puede morir. No obstante, la maga le dice que ella tiene un propósito y es que Arturo: “Debe desmantelar su antigua personalidad. Si quieres que alcance algo grande. Dale algo grande en qué pensar”. Para ejercer el espíritu superior de la autoridad es necesario morir a las bajezas, a lo común. Tienes que sufrir una transformación de espíritu, ser superior a la normalidad que te rodea.
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Cuando Daniel y sus amigos llegaron a Babilonia fueron traídos como esclavos. Tenían la afrenta de haber sido derrotados por los babilónicos. No tenían esperanzas de participar en la grandeza de los líderes. Ahora bien, Daniel y sus amigos no olvidaron que en ellos había “naturaleza de realeza”. Eran príncipes. Entonces se les presentó la oportunidad de oro. Iban a tener un entrenamiento en el palacio del monarca vencedor y luego serían consultados para ver el resultado de su inteligencia y sabiduría. Al final dice la Biblia que Daniel y sus amigos fueron hallados “diez veces mejores que todos los astrólogos y magos”. Y allí encontramos la primera dimensión de la autoridad: tienes que ser diez veces mejor que la atmósfera que te rodea. Diez veces mejor que la apatía, diez veces mejor que el desánimo, diez veces mejor que el fracaso de los demás, diez veces mejor que la frustración. Puede que la atmósfera donde vives, donde naciste, donde te desarrollas esté llena de subdesarrollo, descontrol y caos. Sin embargo, el espíritu superior de la autoridad te lleva a desafiarla y despegar por encima de ella. Y habiéndolo hecho ella te habilita a nuevas dimensiones. El economista Bill Emmott ha inventado un índice mundial llamado Wake Up para saber cuáles son los países mejores preparados con su gente para el futuro. Emmott toma en cuenta cinco variables: demografía, conocimiento, innovación, apertura y resiliencia. Tienes que tener un espíritu superior en saber, en creatividad, es abrirte a los cambios y saber tomar decisiones correctas.
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En la segunda dimensión de la autoridad se vive allí pues hay que ser ciento veinte veces mejor que los gobernantes del sistema. La Escritura manifiesta que el emperador había decidido organizar el Imperio en ciento veinte satrapías. Y Daniel por su “espíritu superior” era mayor que todos los sátrapas. Es decir, Daniel era ciento veces superior que los gobernantes del sistema. Era el hombre que poseía el poder de la resolución, el poder de la sabiduría y de la conquista. Es en esta segunda dimensión de la autoridad donde se enfrentan las cinco cosas que desafían el poder y las riquezas: el narcotráfico, el lavado de dinero, la estafa, el cohecho (soborno) y la corrupción. Como decía Balzac: “Detrás de cada gran fortuna hay un crimen”. Los tentáculos del poder son manejados en gran parte por esas cinco cosas y un líder que se mueva en esta segunda dimensión debe estar preparado para destrabar esas ataduras y servir al bien común con gallardía, inteligencia e integridad. Allí está el desafío como muy bien lo plantea Ryan Aven en su libro impactante La riqueza de los humanos: si la riqueza no la transformamos en algo positivo nos va a devorar a todos.

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La tercera dimensión de la autoridad es ser investido con la autoridad sobre todo el reino. Se afirma que el rey pensó en poner a Daniel sobre todo el reino. En otras palabras, es la dimensión donde destrabas sistemas y culturas, diseñas nuevos modus vivendi, nuevos modus operandi. Ejerces el poder de la implementación de nuevas estructuras más eficaces, más efectivas. Afirma Nietzsche en alguna parte de su libro Así hablaba Zaratustra que el espíritu del hombre sufre tres transformaciones: de camello a león, y de león a niño. Así son las culturas también junto con sus sistemas. Primero precisan liberación, luego innovación y aprendizaje. Se sabe que el hijastro de George Washington le mandó de regaló a Bolívar un medallón con el rostro del Libertador de Estados Unidos. Fue en el año de 1825. El medallón por la parte de atrás tenía la siguiente inscripción: “Este retrato del autor de la libertad en la América del Norte, lo regala su hijo adoptivo a aquel que alcanzó igual gloria en la América del Sur”. Bolívar le contestó con una pasión y admiración singular: “Hoy he tocado con mis manos este inestimable presente. La imagen del primer bienhechor del continente de Colón (…) ofrecida por el noble vástago de esa familia inmortal era cuanto podría recompensar el más esclarecido mérito del primer hombre del universo. ¿Seré yo digno de tanta gloria? No: más la acepto con un gozo y una gratitud que llegarán, junto con los restos venerables del padre de la América, a las más remotas generaciones de mi patria. Bolívar”. Si los líderes de nuestra independencia lograron apoyarse por la autoridad que les investían pues ellos sabían que estaban diseñando naciones, diseñando culturas, lenguajes para ser libres y soberanos. Hoy nos toca a nosotros diseñar canciones, empresas, negocios, artes, universidades, organizaciones, encuentros y muchas más cosas donde activemos la mentalidad que conquista la grandeza

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