LAS TRES PROFESIONES IMPOSIBLES
Por Salvador Montoya/Escritor
Para Mathías y su flor celestial
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Hay tres
proyectos deslumbrantes en el panorama literario venezolano actual que podrían
ser de alguna manera los paliativos para tanta desazón y para tanta
desorientación de las muchedumbres de nuestro país. Y si alguien tiene la
brújula con el horizonte claro estos proyectos le fortalecerán las ganas de
cruzar mayores amplios mares. Estos tres proyectos son caldera y cantera de lo
mejor del espíritu venezolano. De acuerdo a Sigmund Freud hay tres profesiones imposibles; educar, curar y
gobernar. Son imposibles porque nunca los resultados serán satisfactorios del
todo. Quien accione en esos tres campos omitirá mucho, errará en abundancia y
siempre tenderá a terminar con el famoso he arado en el mar. Sin embargo, la
literatura tiene moral de buitres como afirmaban los norteamericanos Truman Capote y William Faulkner. La literatura a secas se alimenta de aquello que
podría parecer fangoso, infeccioso y carroñero.
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Tres nombres
venezolanos proponen un menú volcánico para devorar miserias y éxitos. En primer
lugar, tenemos al poeta y pensador venezolano Armando Rojas Guardia, quien comenzó publicando fragmentos, de un
diario en el portal web Prodavinci,
durante los años 2015-2017. El poeta Rojas
Guardia llamó a tal ejercicio de escritura: Pensario. Allí derrama con su usual desparpajo filosófico y
cotidiano sus angustias existenciales, sexuales, estéticas. Rojas Guardia es el evangelista del
Dios de la intemperie. El diario de él puede durar para siempre. Está siempre
naciendo porque tiene la llama del deseo y del infinito. Asimismo tituló el
libro resultante de toda esa travesía del pensar y del sentir: El
deseo y el infinito. Es la espiritualidad de la desnudez. Voy pensando
con el alma sin máscaras parece decirnos. Es un jugador de la totalidad. Y se
quiebra como vasija y muere como el ave Fénix y resucita de sus propias
cenizas. A veces no sabemos si peor o mejor pero su luz se queda en las venas,
en los destinos que vivimos y que viviremos. Nos propone la osadía de la
autenticidad a pesar de los huérfanos que somos.
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En segundo
lugar, tenemos a la novelista y cuentista Sol
Linares con su Verbolatría. Ha publicado
esa serie de experimentos narrativos en su blog y en Letralia bajo ese título. Sol Linares en los textos de Verbolatría teje y desteje su tapiz de
Penélope. Y les aseguro que no espera a ningún Ulises. No tiene esa búsqueda de
fidelidad. Sol Linares realiza el difícil
entramado de los verbos de la vida. Pura trama. Tejidos de alta complejidad. Lo
dice todo en un verbo. El verbo se hace carne, se hace óvulos, de hace aborto,
se hace arrechera, se hace domesticar, se hace eyacular, se hace el 69. Lo venezolano
se le enreda en el alma para encontrarse con el mundo y su música y sus libros
y sus historias. Sol Linares quiere
besar a todos. Quiere pintar y con esa línea unirnos a los raros y a los
disímiles. Y reímos con su ecosistema, con sus orgánicas mutaciones y con ella
decimos qué bueno ser hombre y qué bueno ser mujer aunque no sepamos del todo
qué rayos significa.
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Y por último
pero no menos importante, el poeta y sociólogo Miguel Antonio Guevara acierta con puntería titánica en su Índice Hipertextual. Son fulminantes ensayos
cultivados para pensar/vivir/sentir (no importa el orden) en la era del código
binario, publicados en su wordpress personal. Podrían llamarse: Crítica a la
razón BigData. Pero Guevara no se queda allí, entra a esos fractales con la
mente del Tarot y del collage cinetista. Es un curador del museo de los
futuros. O mejor dicho, él mismo se denomina hacedor de postales distópicas. Ese
Globalistán,
su término para el universo que nos constriñe, es su uróboro íntimo y desde
allí, desde su locus de control o (por qué no) de descontrol nos asedia con su
sabiduría digital, con su lenguaje SEO para la conciencia, para lo lúdico, para
ser los peces de la anfibología vital. Gracias, Guevara, los que navegamos en
la DeepWeb te saludamos.
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En la nota exuberante
e inmortal de Coleridge está la potencial
solución de los imposibles de Freud
o de cualquier imposible: “Si un hombre
atravesara el Paraíso en un sueño, y le dieran una flor como prueba de que había
estado allí, y si al despertar encontrara esa flor en su mano…¿entonces qué?”.
Pues nosotros en los proyectos literarios de Rojas Guardia, de Linares
y de Guevara seguimos despertando y
seguimos recibiendo a diario esas diversas flores celestiales. Así nos
educamos, así nos curamos y así nos gobernamos. Solo falta que la regalemos a
quien amamos, a quien conocemos y a todo prójimo que se maraville con la gloria
de los pétalos, con las corolas del soñar.
💙
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