LA BRÚJULA DE UNA IGLESIA GOBERNANTE
Por Salvador
Montoya/Escritor
1
Cuenta el
pastor y escritor cristiano, quien fue asesor espiritual del ex presidente Bill
Clinton, Tony Campolo que una vez
fue a dar unas conferencias a Hawái. El día que llegó de viaje a la isla tuvo
hambre pero era ya de madrugada. Así que caminó buscando un sitio abierto para
comerse algo. Lo único que encontró fue un bar. Entró y pidió unas roscas con
un café. Al cabo de un rato entraron un grupo de prostitutas, llegando de su
noche de trabajo. Un par de ellas se sentaron al lado de él. Y una le comentó a
la otra que mañana estaría de cumpleaños y también le refirió que nunca le
habían celebrado su cumpleaños. Su compañera se burló de ello e hizo como si
aquello no fuera importante. Luego se despidieron y se fueron. Tony había
escuchado la conversación y le preguntó al hombre de la barra si conocía a la
mujer que estaba de cumpleaños. Él le dijo que sí. Tony le propuso celebrarle
el cumpleaños. El hombre de la barra le dijo que lo apoyaría. Él decoraría el
bar y Tony llevaría el pastel. Se verían la madrugada siguiente.
Así que, el
siguiente día, ya entrada la madrugada, Tony tenía su pastel listo. Y cuando
llegó la mujer que cumplía años le cantaron su cumpleaños. El bar estaba lleno
de prostitutas. Aquella mujer estaba conmovida, transformada. La mujer pidió
llevarse la torta un momento a solas a su casa para asimilar todo aquello. Tony
pensó que era buen momento para hacer una oración por ella. Y oró. Así que el
hombre de la barra (quizás el dueño del bar) aprovechó y le preguntó a Tony si
él era cristiano o algo así. Tony le dijo que iba a la iglesia. Entonces el
hombre le pregunta:
-¿A qué clase de
iglesia vas?
Y Tony
respondió con una respuesta genial sin pensarla mucho: “Yo pertenezco a la clase de iglesia
que le hace fiestas de cumpleaños a las prostitutas a las tres y media de la
mañana” (Prólogo al libro de Junior Zapata, Agorafobia, Miami,
Editorial Vida, 2010). Y esa es la brújula de una iglesia gobernante. Es una
iglesia gobernante porque su brújula apunta a celebrar el cumpleaños de la
cultura y del progreso. Porque su brújula apunta a celebrar el cumpleaños de
los que ascienden, de los que hacen ciencias y políticas, de los que salen de
la miseria y de la podredumbre. Una iglesia gobernante porque su brújula apunta
a celebrar el cumpleaños del desarrollo del pensamiento y de las artes.
2
El
extraordinario escritor guatemalteco Augusto
Monterroso escribió con magistral ironía un gran microcuento llamado El
apóstata arrepentido: “Se dice
que había una vez un católico, según unos, o un protestante, según otros, que
en tiempos muy lejanos y asaltado por las dudas comenzó a pensar seriamente en volverse cristiano; pero el temor de que sus
vecinos imaginaran que lo hacía para pasar por gracioso, o por llamar la
atención, lo hizo renunciar a su extravagante debilidad y propósito”
(Augusto Monterroso, La oveja negra y demás fábulas (1969),
España, Punto de Lectura, 2007, p. 29). Pensar en volverse seriamente cristiano
trastorna los sistemas de la cultura y del pensamiento. Pensar en volverse
seriamente cristiano deconstruye las tradiciones fútiles en las cuales creemos.
Pensar en volverse seriamente cristiano determina la mente gobernante que
poseas. Pensar en volverse seriamente cristiano se usa como brújula de una
iglesia gobernante.
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La brújula
de una iglesia gobernante marca en el
norte a participar en el progreso de la civilización. Esta verdad la
notamos muy bien detallada en Génesis
4.17-22. Allí se nos refiere a la descendencia de Caín y como ellos
edificaron ciudades, fueron los primeros inventores de tiendas y de criar
ganados. Diseñaron instrumentos musicales, se hicieron del conocimiento
artístico. Produjeron toda una ingeniería, una química. Es decir, desarrollaron
un pensamiento industrial. Caín cayó en su maldición fratricida. Pero algunos
de sus descendientes la quebraron al hacer progresar la civilización. Ellos
rompieron con el pensamiento de la prehistoria. Así que una iglesia gobernante
participa en la creación de aquello que produce bienestar y avance a la
civilización humana: inventos, química, música, construcción, urbanismo,
comercio.
Propuso el
biólogo Jared Diamond en su libro
profundamente conocido Armas, gérmenes y acero que la
hegemonía de una nación sobre otra no se debe a superioridad moral o genética o
intelectual sino el desarrollo de una tecnología que los posiciona en
beneficios mayores. Y esta tecnología potencia el desarrollo de facultades y de
instrumentos que eleva el bienestar y mejores condiciones de vida (factores biogeográficos).
El polímata mexicano Andrés Roemer y
su amigo Clotaire Rapaille proponen
siete supuestos filosóficos para ser naciones y gentes de avanzada: la vida es elección, la vida es movimiento,
el movimiento de la vida es hacia arriba, la evolución de las especies
corresponde a la evolución de las sociedades, avanzar no es elección, nuestro
“universo” no es universal y la evolución no es un juicio moral (Clotaire
Rapaille y Andrés Roemer, MOVE UP: ¿Por qué algunas culturas avanzan y
otras no?, 2013). Se puede sospechar de las conclusiones entre la
interacción de la biología y lo cultural de Rapaille y de Roemer pero en algo
tienen profundamente razón: el progreso de la civilización se alcanza
con gente creativa, de pensamiento y acción de avanzada.
La brújula
de una iglesia gobernante marca en el
sur a participar en el desarrollo del arte y la cultura. Esta verdad
la notamos muy bien detallada en Éxodo
31.1-11. Allí se nos refiere que los primeros en ser llenos del Espíritu
Santo fueron los artistas. Dios los llenó para que desarrollaran ciencia y
arte, diseños, perfumes, ropa. La llenura del Espíritu para ser creativos. Y
hay que tomar en cuenta que esta gente había vivido en Egipto en la
civilización con el mayor avance artístico de la época. Habían visto los
diseños, las pirámides, los vestuarios, los decorados y todo el gran arte
egipcio. Así que, una iglesia gobernante participa en el desarrollo de todos
los aspectos culturales. Afirma el gran pensador Peter Watson en su ambiciosa obra Ideas: historia intelectual de la
humanidad que sólo los hombres pueden avanzar cuando forjan una
conciencia clara de su sentido de vida y su proyección en la cultura y el arte.
Por ello, Watson habla que tres ideas cambiaron al hombre por completo: el
alma, la creación de Europa y el método científico. Una iglesia gobernante
genera ideas positivas que cambian el rumbo de la humanidad.
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La brújula
de una iglesia gobernante marca en el
este a participar en la estructura de gobierno. Esta verdad la notamos
muy bien detallada en 2 de Samuel
8.15-18/1 de Reyes 4.1-6/1 Crónicas 18.14-17. Allí se nos refiere que el
rey David pudo ejercer su monarquía con un equipo gubernamental. Necesitó gente
altamente preparada que lo ayudara a gobernar bien. Todo gobernante necesita
sacerdotes (asesores espirituales). Secretarios. Gente que ordene legalmente el
país. Diplomáticos: líderes con pensamiento y conocimiento de las estructuras
del poder nacional e internacional. El ejército y su defensa. Servidores con
excelencia en las distintas esferas del poder. Todo gobernante necesita amigos.
Sé amigo de un gobernante a cualquier nivel. Pero amigo, no cómplice, ni
compinche. Un gobernante precisa de alta gerencia para diseñar estrategias
financieras y generar riquezas y mayor recaudación de tributos. Allí en esos espacios los miembros de la iglesia
gobernante penetran para llevar luz, ideas, integridad y sagacidad. Para
superar los males del orden mundial del ahora se requiere el uso del “poder
inteligente” (smart power) en las estructuras de gobierno como muy bien lo
define el investigador Joseph Nye en
su libro El futuro del poder.
La brújula
de una iglesia gobernante marca en el
oeste a participar en el avance de las ciudades. Esta verdad la notamos
muy bien detallada en Jeremías 29.4-7.
Allí se nos refiere que Dios les envía una carta a los judíos deportados a
Babilonia que se creían muy puros y decidieron vivir afuera de esa ciudad mala,
corrupta y dañina. Pero Dios en esa carta les exhorta a que construyan casas,
que participen en el comercio y en el progreso de la ciudad. Que se casen, que
formen familias. Fue un llamado a redimir a Babilonia con sus principios de
iglesia gobernante. Es un llamado a romper las maldiciones de Macondo y de
Ciudad Gótica. Ya lo había apuntado muy bien San Agustín en su obra La ciudad de Dios y lo redefine con
excelencia Harvey Cox en su libro La
ciudad secular: si queremos transformar al hombre actual tenemos que
redimir la ciudad donde ese hombre vive y sueña y padece.
5
Por consiguiente,
una iglesia gobernante supera sus equivocaciones internas que la hacen colapsar
y llegar a la inercia. Y esa traba fue denominada por el gran reformador Martín
Lutero: La cautividad babilónica de la iglesia. Un escrito que publicó
en el año1520. Y no solo se manifiesta en los sacramentos. Se manifiesta en la
forma de impactar a la sociedad y la cultura. Por ello, una iglesia gobernante
pasa por encima de las siguientes debilidades: duda suprimida, obsesión con lo metafísico, fijación con lo
apocalíptico estereotipado, orgullo elitista, subestimación de los jóvenes,
menosprecio hacia la feminidad, obediencia incuestionable y falta de acción
socio-política. Ahora bien, Lutero hablaba de esa cautividad babilónica
pero el apóstol Pedro decía en una de sus cartas lo siguiente: “La
iglesia que está en Babilonia” (1
de Pedro 5.13). Es la iglesia gobernante en Babilonia, la ciudad de la
confusión y del caos. Allí están triunfando los cristianos porque son de
impacto, porque marca el destino de los ciudadanos. Tienen una plataforma
espiritual de transformación y de vida. Es la brújula de una iglesia gobernante
en Babilonia como la teoría de la ciudad
creativa de Charles Landry. Una
iglesia gobernante porque lleva a la ciudad: curiosidad, imaginación, creatividad, innovación e inventiva.
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