LOS SECRETOS DE MONTESANTO
Por Salvador
Montoya/Escritor
1
Cuando uno
visita la casa de un amigo siempre actualiza la banda sonora de la vida. A
veces las recomendaciones musicales siguen la corriente básica, otras veces se
adentra en mundos extraños, y otras veces (quizás las últimas) le impacta la
contundencia espiritual de la misma llama acústica. Hace semanas fui a casa de
mi amigo Orlando Vallejo y me
presentó la música de una banda venezolana, de Maracaibo, llamada Montesanto. Las canciones que escuche
entre risas, anécdotas y argumentos de amigos tenían un aire de Hillsong, de Coldplay, en algunos lugares de Arvo Part y de La Vida
Boheme. Sin embargo, la búsqueda espiritual inquietante de Montesanto se quedó en mí. Y vi sus
videos y su estética de los cuatro elementos con la geografía de las islas, playas
y bosques venezolanos. Aire, tierra, agua y fuego. Allí están los secretos de Montesanto. Porque quien encuentra el Montesanto destraba los secretos de los
alquimistas: secretos de ser y secretos de estar.
2
El filósofo alemán
Peter Sloterdijk, en su grandioso
libro Extrañamiento del mundo, se
hace una pregunta que es el título de uno de sus maravillosos ensayos: “¿Dónde estamos, cuando escuchamos música?”1.
Allí refiere que la música genera certezas, trances, saltos elípticos y
místicos. Montesanto se aventura por
esas espirales, por esas metamorfosis. Por su parte el filósofo francés Pascal Quignard, en su libro fascinante
Butes, analiza el caso del famoso
argonauta griego que al escuchar la música de las sirenas no se ata al mástil
como Ulises sino que abandonando los remos se tira al agua, hasta el fondo, para
acudir hacia la magia lírica. Ese fue Butes. Y en su sumersión, en su clavado,
también nosotros encontramos nuestro destino humano. Butes se lanza al mar para
escuchar de verdad. Por eso afirma Quignard en algunas de esas magníficas 96
páginas que: “Allí donde el pensamiento
tiene miedo, la música piensa”2. Fue el primer apneísta místico.
A Montesanto le encanta practicar esa
apnea sin límites.
3
El gran
místico y pensador español San Juan de
la Cruz dibujó, en 1579, sus revelaciones en aquella imagen de la Subida al Monte Carmelo o Monte de la Perfección3.
De la Cruz señala tres senderos. A mano izquierda el camino del espíritu
imperfecto (bienes del cielo). Allí se encuentra gloria, gozo, saber, consuelo, descanso. A mano derecha el camino
del espíritu errado (bienes de la tierra). Allí se encuentra poseer, gozo, saber, consuelo, descanso.
Pero De la Cruz anhela más. El camino del centro se conoce como senda estrecha de
la perfección. Y allí no se quiere nada. Solo hallar a Dios. Es toda una
doctrina mística. Es lo que hace Montesanto
en sus 11 canciones de su disco Fuego
por Dios. Establece el poeta místico venezolano Armando Rojas Guardia4 que al inquirirse si existía una
poesía mística venezolana en Venezuela recordaba que según la tradición hay
tres vías para encontrarse con Dios (comunión mística): la purgativa,
iluminativa y unitiva. Tal expresión literaria está en muchos poetas
venezolanos con poderosa estética: Ida Gramko, Rafael Cadenas, Antonia
Palacios, Acosta Bello, Reynaldo Pérez So, Juan Liscano, Paz Castillo, Jean
Aristiguieta, Prieto Figueroa, Eugenio Montejo entre otros. Por ello el disco
de Montesanto busca la estética de
los Adoradores, de los que claman por la unión con la divinidad.
4
Por ello
expresaba en un poema inmortal de 1970 Reynaldo
Pérez Só su sed de Dios al decir:
Yo debo creer
en dios
por eso me da
miedo
correr por
este lado del río
escucho a
veces el rumor
de su voz
gruesa
y el fuego
silbando
por amanecer
otras
me siento
pequeño
y camino
está frente a
mí
mirándome.
Así se
encuentra con Dios Montesanto. Y es
una invitación para todos. Con razón grita a voz desnuda Armando Rojas Guardia: “Dios
no es asunto, no es tema, / sino pasión donde arder”5. Y para
que ardas en la pasión de Dios escala al monte santo. Sí, sé tú un monte santo.
Canta tu música Montesanto. Allí están
los secretos antiguos, presentes y futuros.
NOTAS
1. Peter Sloterdijk, “¿Dónde estamos,
cuando escuchamos música?”, Extrañamiento
del mundo, Pretextos, Valencia, 1998, pp. 285-314
2. Pascal Quignard, Butes, Madrid, Sexto Piso, 2011
3. Anna Serra Zamora, Iconología del Monte de Perfección. Para una
teoría de la imagen en San Juan de la Cruz (Tesis Doctoral), Universitat
Pompeu Fabra, 2010. Disponible en: https://www.academia.edu/4247653/Iconolog%C3%ADa_del_Monte_de_perfecci%C3%B3n._Para_una_teor%C3%ADa_de_la_imagen_en_San_Juan_de_la_Cruz
[Consulta: 14 de febrero de 2019]
4. Diego Rojas Ajmad, ¿Existe la poesía mística en Venezuela?,
en El Correo del Caroní, 2018. Disponible en: http://www.correodelcaroni.com/index.php/opinion/450-existe-la-poesia-mistica-de-venezuela
[Consulta: 14 de febrero de 2019]
5.
Armando Rojas Guardia, Obra poética, Mérida, Ediciones El otro el mismo, 2004, p. 189
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