FORJANDO MENTES CONQUISTADORAS

Por Salvador Montoya/Escritor*
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El poeta Gabriel Celaya con humor romántico expresó que la poesía es un arma cargada de futuro, un pulso que rompe las tinieblas. Así es la mente conquistadora. Por ello, toda mente que conquista canta sus sueños, sus batallas, su fragor. Con razón lo que cantó Homero sigue rigiendo nuestros pasos civilizatorios. ¿Qué fue lo que cantó? Homero cantó nuestra humanidad, nuestras flaquezas, nuestras virtudes, nuestros errores y nuestros aciertos. Conquistar es tener un alma que canta. Porque alma que canta, alma que seduce que es otra forma de conquista.
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Forjar una mente conquistadora reclama determinación. En el siglo XX a través de la música popular somos entrenados en esa dimensión de grandeza. Con el álbum octavo de los Beatles Sgt. Pepper’s Lonely Heart Club Band, grabado en 1967, los no tan jóvenes músicos británicos producen un fuego artístico impresionante. El disco es demoledor, cautivante, histórico. Allí recurren a elementos innovadores y divergentes: lo sinfónico, baladas, sicodelia, elementos circenses. Porque para aquel que se determina a conquistar sus sueños enriquece su alma con savia de fe y de creatividad. La década del 60 con sus irrupciones de nuevas preguntas, con sus rompimientos, con sus multitudes deseosas de otro orden civilizatorio se hace lava poderosa en estas canciones. Y así nos revelan los Beatles que una mente conquistadora lo primero que conquista es el espacio de sus ideas y por tanto la atmósfera de derrota, de miseria, de desesperanza se rompe.
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La siguiente década la otra banda británica Pink Floyd con su álbum profundamente conceptual The Wall, grabado en 1979, inflaman el mundo que está descolocado por la crisis de la guerra de Yom Kippur de 1973 y luego sus efectos en la subida del precio del petróleo, en los embargos a los países y más adelante la otra crisis del petróleo en 1979. Pink Floyd manifiesta en ese disco doble toda una crítica brutal en contra del sistema que oprime y que quiere voluntades efímeras. Nos habla del muro que construye la sociedad que vive y siente: traumas, familia desunida, la guerra, la muerte, la banalidad, la autodestrucción. Una mente conquistadora rompe los muros que lo aíslan del futuro y de la esperanza. El disco, de esa manera, con sus letras incendiarias, de rock progresivo, se convierte en una suerte de profunda meditación del propósito de la vida, de la superación personal y de forjar un carácter luchador. Pink Floyd nos revela que conquistan aquellos que se hacen forjadores de destinos colectivos y bondadosos.
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Entonces cuatro años después domina el sonido de la música popular el pop trascendental de Michael Jackson con su álbum, de 1983, el más vendido de todos los tiempos, Thriller, disco de acción y de fragor. Porque una mente conquistadora es luchadora, pega, golpea, combate hasta la última gota de sangre y de sudor. Además hay que acotar la relevancia de Michael Jackson y su influencia única para los videos clips y sus bailes que a partir de este álbum se universalizan. Este álbum rompe los prejuicios raciales y lo recibe hasta el presidente Reagan en la Casa Blanca. Todavía en la música contemporánea y sus principales representantes manifiestan que este álbum es toda una pieza de constante búsqueda de innovación y de aprendizaje. Pues los que conquistan lo hacen apoyados en un tesón y en una mística profunda, sin retroceder. Esa es la tremenda enseñanza que le sigue dando al mundo Michael Jackson con su música, sus bailes, sus movimientos.
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En 1997 una banda británica, llamada Radiohead, influenciada por el disco de jazz rock del genio trompetista Miles Davies, Bitches Brew de 1970, graba un álbum titulado: Ok, computer. Radiohead produce un disco descomunal, subversivo, insurgente. Porque toda mente conquistadora trastorna los sentidos adormecidos que nos paralizan. Los años noventa quisieron ser del fin del hombre de Fukuyuma, del arrase del pensamiento único guiado por el libre mercado. Así que Radiohead genera canciones que golpean al sentido postmoderno, al consumismo, al estancamiento político y social. El mestizaje de raíces para este álbum potenció un rock de bala, que desafía la gravedad. Allí están los comics, la ciencia ficción, el humor negro, la cibernética. Y por supuesto la raíz madre del jazz rock: música negra. Radiohead nos recuerda nadie puede ser libre verdaderamente sino tiene una mente forjada para conquistar su propio ser.
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Por favor, no me pregunten dónde fue que lo leí pero el activista Andrew Fletchter dijo una vez: “Déjenme escribir las canciones de una nación, no me importa quién escriba las leyes”. En otras palabras, las canciones que cantan las personas lideran sus pensares y sus acciones, por lo tanto su vida. Fue Víctor Hugo quien dictaminó: “Se puede resistir la invasión de un ejército, pero no la invasión de las ideas”. Y menos aun cuando esas ideas son cantadas y celebradas. ¡Vamos canta, baila, vuelve a cantar! Hazlo solo, acompañado. ¡Pero canta! Allí está tu arma cargada de futuro, de presente y de vida. 

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