LA MUJER QUE VENCE AL DRAGÓN
Por Salvador Montoya-Escritor
Apareció en
el cielo una gran señal: una mujer
vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una
corona de doce estrellas. Y estando encinta, clamaba con
dolores de parto, en la angustia del alumbramiento.
También apareció otra señal en el
cielo: he aquí un gran dragón escarlata,
que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas;
y su cola arrastraba la tercera
parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de
devorar a su hijo tan pronto como naciese…Y se le dieron a la mujer
las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al
desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad
de un tiempo…Entonces el dragón se llenó
de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la
descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el
testimonio de Jesucristo.
Apocalipsis 12.1-4, 14,17
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Las princesas en
los cuentos clásicos se enfrentan a muchos adversarios, que desean por
supuesto, despojarlas de los reinos que les están destinados, o deshonrarlas o devorárselas.
Pero ningún mal o enemigo tan perverso y sórdido como el del dragón. A nuestra
memoria acuden rápidamente la novela genial del argentino Ernesto Sábato El dragón y la princesa donde se narra
una inquietante aventura existencial entre Martín y Alejandra. Porque
el dragón procura destruir la identidad de la realeza en la mujer. El dragón
busca atacar los centros de la personalidad femenina. Y también el
norteamericano George R. R. Martin en su Juego
de tronos describe a una de sus heroínas (parte del laberíntico fenómeno de
ejercer autoridad) como princesa defendida por unos dragones que al final
termina convertida en un personaje terrible y lleno de abismos. Porque
vencer al dragón define la clase de dominio o la clase de gobierno que impera
en una época.
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Y la Biblia en su
amplia difusión de verdades proféticas señala la importancia de que la mujer es
la que vence al dragón. Y sabemos que la figura del dragón (también se puede
traducir como serpiente) se encuentra planteada desde los principales mitos de
las antiguas culturas. Por ejemplo, tenemos el mito babilónico de Marduk que se
enfrenta a Tiamat, la serpiente de las aguas profundas. Y como afirma Joseph
Campbell o Jung los mitos son metáforas. Por tanto, es la lucha clásica entre
el bien y el mal. Así que al vencer y aplastar dragones, de la derrota de estos
monstruos, extraemos mucho provecho: lecciones de superación y perspectivas
creativas para enfocar la vida y el liderazgo.
En la Grecia
clásica la lucha contra el dragón adquiere su mutación en Zeus contra Tifón, el
monstruo serpentino, causante de los desastres naturales, y quien quiso arrebatarle
el Olimpo a Zeus. Es la guerra por el poder y el dominio. Por la Edad Media nos
encontramos con la leyenda de San Jorge contra el dragón. Este monstruo exigía
el sacrificio de una doncella pero cuando llevan a la hija de un rey a donde
vive el dragón aparece en su caballo blanco Jorge, el caballero cristiano que
mata al dragón y se casa con la princesa. Y todos los habitantes del reino
terminan abrazando el cristianismo. En nuestra época actual desde la ficción
cinematográfica tenemos la criatura xenomorfo, también llamada “dragón” o mejor
conocida como Alien, que ahora vuelve
a ser extraterrestre. Y es Ellen Ripley, una mujer que demuestra con carácter férreo
(lo va a ir desarrollando en la trama) que se enfrenta al ser demoníaco y sale
triunfante de la batalla.
Debemos hacer un inciso
para puntualizar que el dragón occidental y el oriental en la mitología se
diferencian: para Oriente el dragón puede llegar a significar abundancia y realización
espiritual a grandes rasgos pero para Occidente el dragón es un ente del mal. En
Occidente por eso el dragón con avaricia suele guardar su tesoro en una gruta
(una doncella, oro o algún objeto mágico). Sin embargo, tanto el de Oriente como
el de Occidente guardan un profundo sentido oscuro y destructor.
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Por ello, en la
profecía bíblica de Juan se habla del dragón que es vencido por una mujer. Sabemos
que la interpretación usual a este pasaje bíblico posee toda una dimensión escatológica.
No obstante, nosotros proponemos la aplicación de su verdad profética directa:
una mujer que vence al dragón. El dragón representa todas las fuerzas del mal
que quieren robarte tu identidad, tu riqueza y tu destino. Es una lucha
personal en contra de la feminidad. El dragón ataca personalmente a la mujer
con depresión, con enfermedades, con frustraciones, con guerras anímicas, con
odios, con rechazo, con vicios, con soberbias, con insubordinación, con miserias,
con prostituciones. ¿Cómo la mujer vence al dragón? ¿Cómo las mujeres vencen al
dragón? Pues a través de tres principios que aplica la mujer de Apocalipsis 12.
Primero esta mujer vence al
dragón porque se le dieron las dos alas de la gran águila. Las dos alas de la gran águila requieren
voluntad de poder, mentalidad de las alturas, de las cumbres, visión de
grandeza. Las águilas rompen las bajezas, su espíritu se entrena en las máximas
cimas. Cada mujer debe alzar el vuelo con las alas del espíritu. No esperes por
migajas, tú también puedes volar más alto. Remóntate ante cualquier vejación o
improperio o rechazo. Eres la mujer que vence al dragón. Las dos alas de la
gran águila te dan autoridad y legalidad para estar por encima de las tormentas
y de los fracasos. Persiste en seguir subiendo de dimensión en todas las
esferas de tu vida personal y corporativa. Segundo esta mujer vence al dragón porque
usa la espada dura, grande y fuerte. Dice Isaías 27.1: “En aquel día
Jehová castigará con su espada dura, grande y fuerte al leviatán serpiente
veloz, y al leviatán serpiente tortuosa; y matará al dragón que está en el mar”.
Y en Efesios 6.17 se afirma que la
espada del Espíritu es la palabra de Dios. Vamos mujer vence con las dos alas
de la gran águila pero usa la espada dura, grande y fuerte. Usa el lenguaje del
dominio, el lenguaje de la guerra espiritual, el idioma del vino nuevo, el
lenguaje de la revelación. Si tienes la espada es porque tienes espíritu de
guerrera, espíritu de valentía. Entra en el campo de batalla por tu propósito,
por tu familia, por tus negocios, por tu país. Tienes espíritu de espada de
doble filo. Espíritu afilado para derrotar maldiciones.
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Y tercero esta mujer vence
al dragón por la descendencia de ella. Ella da a luz hijos de dominio, linaje de
gobierno. Ella tiene multiplicación, vive alumbramientos de hijos poderosos en
la política, en la economía, en los negocios, en las artes, en las ciencias, en
los deportes. Ella vence al dragón por su descendencia. ¿Qué clase de hijos das
a luz? ¿Qué clases de hijos formas? ¿Cómo los educas? ¿Cómo son tus hijos
naturales y espirituales? Si vences al dragón, ellos también vencerán al
dragón. Porque el dragón está en guerra contra ellos. Ese fue el designio desde
el principio. En Génesis se lee luego de la desobediencia y el engaño de la
serpiente, que Jehová dijo a la serpiente: “Y
pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya;
esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar” (Génesis 3.15). Así que, la mujer vence
al dragón a través de su descendencia, a través de su simiente de dominio mata
al dragón a diario: “Y ellos le han
vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de
ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte” (Apocalipsis 12.11). Forma descendencia de reyes y de sacerdotes, de
gente de poder. Así es la mujer que vence al dragón: se remonta a las máximas
alturas, tiene espíritu de espada de doble filo y forma descendencia de dominio
en la tierra.
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