EL ESPÍRITU DE SUPERACIÓN EN 4 HISTORIAS
Por Salvador Montoya/Escritor
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HISTORIA UNO. Todos los seres humanos nos
enriquecemos de las culturas que se han desarrollado a través de la historia.
Hoy somos más inteligentes y diestros y generosos porque aprendimos de aquellos
homínidos: aprendimos del Australopithecus,
del homo erectus, del homo habilis, del homo neanderthalensis y de lo que ha sido el homo sapiens sapiens. Según los antropólogos un recorrido que se ha
tomado un par de millones de años. Nos hemos enriquecido de aquella prehistoria
aventurera, caótica y partera de la civilización. Entender, entonces, la
búsqueda del hombre prehistórico que se forjó entre la edad de piedra (el
paleolítico) y luego su alcance con el mesolítico y el neolítico llegando a la
edad de los metales (cobre, bronce y hierro) hasta la invención de la escritura
alrededor del año 5000 antes de Cristo es descubrir los tesoros del genuino
espíritu de superación. Y ya con la escritura comenzamos a definir y a
manifestar otros rumbos y anhelos con unas complejidades violentas y
determinantes. Así el hombre construyó las grandes civilizaciones antiguas: la egipcia (civilización negra
africana, alrededor del 3000 antes de Cristo; nos legó el calendario y un
avance científico, arquitectónico y literario exquisito), la mesopotámica (con su escritura cuneiforme, con su legado de la
rueda y del sistema matemático basado en los números 6, 12 y 60 con lo que se
edificó nuestro actual sistema de horas, minutos y segundos, además los
mesopotámicos dividieron el círculo en 360° y nos dieron el códice de
Hammurabi), la fenicia (los que
navegaron el mediterráneo con una supremacía absoluta, alrededor del mil antes
de Cristo y aportaron el alfabeto de veintidós signos, antecedente maravilloso
de los alfabetos griego y latino, de los cuales se deriva el nuestro en
castellano), los hebreos (forjaron
un monoteísmo que forjó la mentalidad occidental y oriental con la ley mosaica
y la lucha profética por la libertad), los
persas (imperio que sometió a los egipcios y mesopotámicos y fusionaron los
legados culturales de esos pueblos, excepcionales administradores para recaudar
impuestos y para impartir justicia), los
chinos (nos lega inventos revolucionadores como el papel, la tinta, la
brújula y la pólvora, además de la ruta de la seda y un amplio repertorio filosófico
y arquitectónico) y los indios (con
su legado de astronomía, del sistema matemático decimal, el concepto del cero y
su inmenso universo religioso). Hasta aquí la primera historia.
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HISTORIA DOS. Capítulo aparte entonces tenemos a
Grecia y a Roma. Es la antigüedad clásica occidental. A Grecia con su cultura cretense y micénica y luego
como los dorios y los jonios, los aqueos produjeron con sus luces y sombras el
invento genial: la polis griega. Las
dos más grandes: Atenas (cuna de la
democracia y del pensamiento griego) y Esparta
(polis aristocrática y militar), que al verse amenazadas por los persas se unen
y combaten en las famosas Guerras
Médicas y le ganan a los persas. Pero luego se enfrentan entre sí en la Guerra del Peloponeso y gana Esparta.
Ya por esa época se levanta el rey Filipo desde Macedonia y conquista Grecia y
su sucesor en diez años (333-323 a. C.)
logra extender el dominio imperial griego desde allí hasta la India: Alejandro Magno unió Oriente con
Occidente y estableció lazos culturales poderosos con el helenismo (la
supremacía de la cultura griega sobre los pueblos). De allí que la
arquitectura, la escultura, la literatura y filosofía griegas tienen vigencia
en la mayoría de los patrones de pensamiento de la vida actual. Sin embargo,
Alejandro muere y no deja sucesor directo sino que reparte el imperio entre sus
cuatro grandes generales: Ptolomeo quedó
a cargo de Egipto, Líbano (Cleopatra será el último eslabón de esa dinastía), Antígono después de Casandro quedó a cargo de Macedonia,
Grecia; Seleuco quedó a cargo de
Babilonia, Siria, Asia (formó la llamada dinastía seleúcida) y Lisímaco tomó Tracia, Asia menor
(Turquía) pero no mantuvo el poder. Y entre las dinastías ptolemaica y
seleúcida el idioma griego se mantuvo y por ello el legado cultural helénico se
hizo más fuerte entre todos esos pueblos que no eran griegos. Por su parte,
Roma (fundada en el siglo VIII A. C.) entre los siglos VII Y V antes de Cristo
funciona como una monarquía. Luego desde el 500 antes de Cristo hasta el 30
antes de Cristo con Julio César
funcionó como una República. Y de allí en adelante hasta el 476 d. C. como
Imperio. Al derrotar en la Guerra Púnica
a Cártago en 146 a.C., Roma consolida su hegemonía total sobre el
Mediterráneo. Los romanos no destruyeron la cultura griega más bien se elevaron
con ella. El romano culto hablaba y escribía en griego. Era señal de eminencia
y de distinción. Ahora bien, Roma era politeísta pero la prédica de Jesús de Nazaret en el año 30 logró
trescientos años después dominar todos los sectores de la vida romana. De allí
que el emperador Constantino y luego
Teodosio le dieron el carácter de
religión oficial para el Imperio romano al cristianismo. No obstante, con las
invasiones de los pueblos germánicos,
la caída del imperio romano y la construcción de los reinos romano-germánicos (vándalos, ostrogodos, anglo-sajones,
visigodos, francos) se da una nueva etapa histórica y además estos pueblos
terminan convirtiéndose al cristianismo los que les da un carácter de mayor
relevancia a sus hechos por su influencia en la historia.
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HISTORIA TRES. Los francos (actual Francia)
convertidos al cristianismo lograron con Carlomagno
(771 d. C.) formar el imperio carolingio
(actuales Alemania, Francia, Bélgica, Holanda y Dinamarca) para rescatar de
alguna manera la unidad política del imperio romano occidental ya muerto. Pero
luego esta unión no lo pudo sostener su sucesor y volvieron a dividirse. Sin
embargo, hay que narrar tres hechos importantes de aquel mundo. Uno, había
caído era el imperio occidental romano. El oriental siguió activo y se conoce
como el Imperio Bizantino. El imperio bizantino se mantuvo en pie como imperio
cristiano ortodoxo oriental hasta el siglo XV. Es necesario acotar que los
bizantinos teniendo posesión de la actual Turquía usaban el idioma griego. De
ellos salieron las misiones cristianas para evangelizar a los búlgaros y a los
rusos. Su figura estelar se llamó Justiniano
(483-565 d. C.). Por su parte la Iglesia Católica Romana dominó en la
esfera occidental sin mayor resistencia. La iglesia de Roma ejerció su
hegemonía religiosa, militar y civil sobre Europa. Su proyecto católico detuvo
de alguna manera los avances científicos y culturales. El feudalismo mantuvo a
la población en una servidumbre sin grandes descubrimientos o logros. En cambio
para el siglo VII, los musulmanes guiados por la prédica islámica de Mahoma desde Medina y La Meca
constituyeron una civilización poderosa y a través del Califato omeya (radicado en Damasco) y luego bajo el Califato abasida (radicado en Bagdad)
tuvo un esplendor cultural por cinco siglos. Bagdad era la capital del
conocimiento mundial. Y lograron los islámicos extenderse hasta España. Y
formaron allá Al-Andalús, el califato de
Córdoba. Era el poder de la innovación urbanística, el descubrimiento del
alcohol, el óxido de potasio y el ácido sulfúrico, la difusión de la filosofía
griega, el álgebra y el sistema de numeración y los avances en la medicina. Los
árabes fueron pioneros de las universidades. Las caravanas árabes iban desde
Fez (Marruecos) hasta la China. Los occidentales más adelante apoyados por la
Iglesia Católica se lanzaron expediciones llamadas las Cruzadas para recuperar los lugares sagrados que estaban bajo
control islámico. Por ese tiempo llegó también la invasión de los mogoles. Y
las consecuencias de estas cruzadas es que se dio un impulso al comercio
europeo y el Mediterráneo volvió a tener una preeminencia en el juego
histórico, dándose así una vía concreta para el fin de la era feudal.
Estos
cambios a finales de la Edad Media en Europa estuvieron guiados por los
siguientes cinco factores: la aparición
de clases sociales distintas en los estados europeos (comenzaron los burgos
a tener poder e influencia políticos y económicos, junto a su comercio y
mercancías), la reactivación del
comercio (a partir del siglo XIII tanto en el mar mediterráneo como en el
mar del norte comenzaron un auge en el comercio entre ellos y muy importantes),
la burguesía y la vida urbana (con
el aumento demográfico y el fortalecimiento del dinero en los burgos se pudo
mejorar las condiciones urbanísticas), el
surgimiento del capitalismo (se involucraron muchos en la industria textil
y en la actividad bancaria y los campesinos algunos fueron adquiriendo terrenos
y recibían cierto salario por su trabajo) y por último las lenguas nacionales y las universidades (dentro de estos reinos
hubo una unidad social a través del idioma romance u otro e hizo posible la
aparición de las universidades porque ya la Iglesia Católica y sus monasterios
habían dejado de tener el monopolio del saber). Con ello se dio paso al Renacimiento y la filosofía humanista
centrada en el espíritu de superación como epicentro geográfico Florencia y
Roma y se desarrolló en las artes. Pero en ese mismo siglo XVI se dieron otros
sucesos importantes: la aparición de la
imprenta de Gutenberg (1450), la Reforma
Protestante de Lutero (1517), que llevó junto con Calvino a que los reinos
del norte de Europa (Francia, Suiza, Escocia, Inglaterra, Holanda, Alemania) no
estuviesen más bajo el dominio de la Iglesia Católica Romana. Además cinco años
después Magallanes da la vuelta al mundo
(1522) y quedó demostrada la redondez de la tierra y con la conquista de Colón de nuevas tierras
(América-1492) se da el proceso que cambia el curso de la historia: España domina las culturas amerindias
más importantes (la azteca, la maya, la inca) junto al océano atlántico y el
mar Caribe y las regionales (chibchas y caribes) colonizando así nuestras
tierras y afirmando un catolicismo de la
Contrarreforma. El espíritu de superación tiene que tener claro esta
historia para poder acceder a las grandes victorias del presente y del futuro.
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LA HISTORIA CUATRO. Ya con la colonización de América
repartida entre España y Portugal. Donde también intervinieron los holandeses,
los franceses y los ingleses también se dio la Maafa (el holocausto africano,
más de 80 millones de muertos para esclavizarlos). Y también cae el Imperio Bizantino y se forja el Imperio Turco-Otomano islámico que se
mantiene hasta la finalización de la I Guerra Mundial. Ahora bien, la Europa
desarrolla así el absolutismo,
doctrina política donde el rey mantenía en control a los burgueses y a la
nobleza entre los siglos XVII y XVIII. Sin embargo, los ingleses y los
holandeses mantuvieron parlamentos y asambleas para dirigir el poder político.
Ya para finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII emergió el gran
movimiento de La Ilustración, por
eso se le denomina como el Siglo de las luces, del racionalismo, la fundación
de la Enciclopedia. Con Locke, Montesquieu, Rousseau se pensó en la separación
de los poderes políticos. Ya para este siglo la burguesía tenía un poder económico a veces más grande que el de
la nobleza o el clero. Así que ya había artesanos, comerciantes acaudalados y
financistas. El surgimiento de las artes mecánicas, de otros medios de
comunicación y el capitalismo fue
tomando mayor configuración con la empresa familiar, con la sociedad anónima,
con las acciones, la bolsa (donde se compraban y vendían las acciones) y el
banco. Además las doctrinas económicas
como el mercantilismo (riqueza por
metales preciosos), la fisiocracia
(riqueza por la tierra, la agricultura) el
liberalismo económico (oferta y demanda-libre competencia) fueron matrices
de la nueva sociedad. Más adelante las revoluciones políticas de Estados Unidos (1776), la Revolución
Francesa (1789), las Independencias
Latinoamericanas (1804 en adelante) configuran el nuevo orden
civilizatorio. Y quien lo lidera es Inglaterra
llevando a cabo la Revolución
Industrial, pues con ella se forja la manufactura, los talleres mecánicos, las fábricas, la incorporación de los nuevos inventos (máquinas de hilar,
máquinas de vapor, barco de vapor, locomotora, telégrafo), la revolución
agraria, la acumulación de capital, la ciencia y la técnica. De esta manera hay
mayor producción y consumo, crece la población, se forma la clase obrera y
además la familia burguesa se interesa
por mayores propiedades, que son símbolo de riqueza. No obstante, todo esto
tiene un costo social tremendo en las multitudes: hay miseria, explotación
laboral, migración masiva del campo a la ciudad, desempleos, entre otras cosas.
De todo
estos cambios y choques surgen entonces doctrinas
políticas como el socialismo utópico, luego el socialismo científico. En América Latina los sistemas de gobierno
se movieron entre la república federalista y centralista, de tendencia liberal
o conservadora. También hubo dictaduras
férreas las cuales no pudieron hacer progresar a los pueblos. A la par hubo
intervenciones extranjeras con
claras bases de imperialismo. Y muchos de estos conflictos desembocaron en guerras civiles por toda Latinoamérica.
A finales del siglo XIX Europa se
reparte al África (1889), hecho que mantiene la segregación racial y
bloquea el avance de ese continente. Ahora bien, luego de un período llamado
para Europa La Belle Époque (1871-1914)
donde hubo un auge del positivismo y el cientificismo, el progreso técnico y
científico, el capitalismo arrollador con su darwinismo social vino la Primera Guerra Mundial. Situación
bélica que alteró todo el sistema-mundo planetario. El espíritu de superación
forja la mejor vida cuando es lúcido en las victorias y en los fracasos de la
historia humana.
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