ESTABLECIENDO LA MENTALIDAD DE GOBIERNO II

Por Salvador Montoya/Escritor
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Uno de los historiadores polémicos de Venezuela Elías Pino Iturrieta tituló uno de sus textos Venezuela metida en cintura. Allí planteaba cómo los gobernantes querían atrapar los destinos de la nación en ideas famélicas y llenas de despropósitos. Porque dirigir una nación, un país exige voluntad de superación y romper amarras de esclavitud mental y cultural. Nuestra literatura contemporánea nos aviva el fuego profético de una profunda renovación en nuestra configuración mental para gobernar con sabiduría y justicia. No es estar metido en cintura, es desarrollar voluntad de creación.
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En este camino de elevación, la escritora Carolina Lozada, nacida en 1974, nos fortalece el espíritu con sus libros (Los cuentos de Natalia, La vida de los mismos) al proponernos gobernar desde nuestras historias comunes. En otras palabras, somos osados no solo porque nos definen los mismos problemas sino que nos sabemos inmersos en la misma historia. Por ello, Lozada basada en el apotegma de Juan Carlos Onetti (“La vida es uno mismo, y uno mismo son los otros”) dice: “La literatura sirve para los simulacros. La literatura es una gran casa de empeños, en la que uno puede ir a dejar o buscar prestado. Para mí sería muy aburrido hacer ficción realista y cotidiana de mi vida. Por eso me gusta espiar a los demás, como quien se asoma detrás de la mirilla de una persiana y ve el mundo andar”. Es ir más allá de nuestras percepciones personales y tratar de entender el mundo de nuestros pares. Caminar en sus pies para elevarnos y alcanzar nuestros proyectos comunes de prosperidad, felicidad e innovación.
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También Eduardo Sánchez Rugeles, nacido en 1977, dirige sus textos narrativos (Blue Label/Etiqueta Azul, Jezabel, Transilvania Unplugged, Liubliana) hacia gobernar desde las pequeñas subversiones. Si, la extrañeza del futuro, la inmigración, la búsqueda de lo familiar, abrazar lo afectivo, inquirir sobre los lazos históricos, las banalidades de la clase media. Sánchez Rugeles nos invita al complot, a la emboscada, a la subversión ante la rigidez mental, ante las tradiciones que nos vuelven estériles. Con razón Sánchez Rugeles dice: “Las ficciones son ejemplares formas de resistencia. La ficción te permite imaginar la posibilidad de un lugar mejor, te permite pensar las diferencias, comprenderlas, recrearlas. En contextos en los que la realidad resulta tan odiosa, la imaginación se convierte en lo más parecido a la esperanza”. Gobernar es resistir las mentiras que nos llevan al caos y a la podredumbre.
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Por último, el internacionalista Francisco Suniaga, nacido en 1954, nos interpreta  con actitud de apneísta en sus libros (El pasajero de Truman, La otra isla,  Margarita Infanta, Adiós Miss Venezuela) porque es necesario gobernar desde la crítica constructiva de la historia. Suniaga penetra en la historia política, en las corrientes de la nación y nos inserta en nuestras obsesiones, en nuestras carencias y nos alerta de los vicios y los peligros. Sin embargo, tiene la osadía de imaginar futuros esperanzadores, Suniaga afirma su crítica histórica así: “Nuestras élites no quieren pagar la cuenta, les resulta mucho más fácil echar las culpas en el saco sin fondo que llaman “pueblo” y otra que dice: “A veces es la gente, que supuestamente será rescatada por el salvador, la que se vuelve loca”. Romper con el mesianismo y construir juntos el presente y el futuro que merece nuestra cultura y sociedad.
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Toda mentalidad de gobierno realiza actos de celebración y de expansión. El poeta venezolano Pérez Bonalde en el siglo XIX afirmaba de Venezuela que era un país de “tanta luz y tanto absurdo”. No obstante, al ejercer nuestra mentalidad de gobierno veraz y oportuno brillamos con luz propia. Así es el tamaño de nuestra esperanza, de nuestra lucha. 

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