¿DE DÓNDE NOS VIENE LA FE?
Por
Salvador Montoya/Escritor
¿De
dónde nos viene la fe? Yo quiero hacer la literatura de la fe. Sí, tengo
basamentos mitológicos, utópicos, distópicos y literarios. Si hay un teatro del absurdo: ¿por qué no hacer un
teatro de la fe? Si hay una filosofía de la sospecha: ¿por qué no
hacer una literatura del desengaño? En
el Popol Vuh se establece que los
dioses hicieron tres veces a los hombres. La primera vez de barro pero eran frágiles. La segunda vez de madera pero no tenían inteligencia. Y por último los hicieron de maíz y pudieron multiplicarse y hacer
sociedades. La fe del hombre para construir y edificar civilización. William
Faulkner, en su discurso de recepción del Premio Nobel, en 1950, dijo: “Me rehúso a aceptar el fin del hombre…Me
niego a aceptarlo. Creo que el hombre no sólo perdurará, prevalecerá”. Y para
ello, se tiene que seguir la indicación de Shakespeare en el tercer acto de Hamlet: “To take arms against a sea of troubles” (Levantarse en armas contra
un mar de aflicciones). Hay que batallar en contra de prejuicios, falacias,
tendencias místicas, vicios, el círculo cultural. Allí está el reto. No es el
idealismo. Es responder en positivo a la pregunta que hizo Jesús de Nazaret: “Cuando venga el Hijo del Hombre. ¿Hallará fe
en la tierra” (Lucas 18.8). No
negamos que en el corazón del hombre hay oscuridades y desmadres pero como en
aquella poesía inmortal de Rubén Darío Los
motivos del lobo: decide alimentar tus virtudes, tus pasiones positivas. Afirmaba
el extraordinario Eugenio Montejo en su Creo
en la vida: “Creo en la vida como
terredad/Como gracia o desgracia/Mi mayor deseo fue nacer/Y cada vez aumenta”.
La terredad del hombre de fe. En 43 parábolas Jesús de Nazaret definió al ser
humano. La literatura de fe tiene ese azimut. Sinteticemos los argumentos de la
historia con el poeta cubano Eliseo Diego: “Todos
los cuentos cuentan un solo cuento: la historia de un joven que lucha contra
las tinieblas”. Así es la literatura de la fe. Hay que hacer al hombre cada
día.
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