3 TRADICIONES PARA ACTIVAR UNA DEMOCRACIA VIBRANTE
Por
Salvador Montoya/Escritor
La verdadera fiesta
del hombre se encuentra en hacer vida con sus pares sobre la dignidad
compartida. Por tanto, no hay más acto democrático que forjarse conciencia de fraternidad.
Un demócrata instará a su pueblo a congregarse en los ritos de la sabiduría y
en el canto de la grandeza mutua. Por ello, es necesario ahondar en 3
tradiciones que activan en nuestros pueblos una democracia vibrante. El primer
tono es la tradición indigenista pemón.
Afirma Gustavo Pereira en su libro Costado
Indio que: “Los pemón llaman al sabio a la persona que
posee conocimientos y sabe expresarlo Maimú sak (señor o gobernador de las palabras) mientras que al charlatán o
parlanchín le dicen Maimú yen,
que significa literalmente ‘saco de palabras’” (Gustavo Pereira, Costado indio, Caracas, Biblioteca
Ayacucho, 2001, p. 42). Esta es la tradición de pensar
críticamente tu vida interior y la realidad. Tus palabras ordenan tus
proyectos, inspiran tus sueños y determinan tus tiempos. La tradición pemón
afirma que el hombre no puede ser verdaderamente demócrata sin gobernar las
palabras críticamente. Es la examinación de la vida diaria y de la vida como
país. Nuestros indígenas que tuvieron 15 mil años en estas tierras antes de la
llegada de los europeos se mantenían bajo estas premisas. Y luego del despojo y
de la conquista y de la masacre siguieron influyendo a sus generaciones con
esta tradición del poder en la palabra creadora.
El segundo tono es la tradición filocalia de los Padres del
Desierto. Esta tradición que desarrolló fuertemente la corriente mística
oriental ortodoxa fomenta un discernimiento en los males que nos cautivan a una
existencia banal. Los Padres del Desierto creaban un catálogo de males que
había que superar (Douglas Burton-Christie, La
palabra en el desierto, Madrid, Ediciones Siruela, 2007). Y aunque se
retiraban a meditar y a la búsqueda espiritual a solas no por ello se alejaban
de hacer una prédica pública por la justicia social. Quien desea vivir en
verdadera democracia levantará su voz en contra de cualquier injusticia. Simón,
el estilita hizo su columna alta para vivir y no dejar que el mal le llegará y
le tentará. Pero la gente se acercaba, le traía sus problemas, sus inquietudes.
Mientras más te acercas a Dios es preciso que la justicia se derrame en todo lo
que haces. Y por último, el tercer tono es la
tradición de la tonada y su esperanza cinética. Ese canto que es mestizo se
hacía mientras los campesinos laboraban en el arreo, en el ordeño, en lo
agrícola. Declara Rafael Salazar que: “La tonada enlaza todos los cantos de
faena, recios y de dulzura” (Rafael Salazar, Simón Díaz, puntero de la tonada, Caracas, 1992, p. 20). La tonada
lleva en su corazón una esperanza cinética. Es el espíritu de la convivencia.
Demuestra que hay dolor, oscuridades pero que tales cosas las podemos superar.
Simón Díaz llevó al
clímax la tonada. Alí Primera le cantó diciendo que hablar de la tonada es
llamar al hombre por el lado del amor. Es la mejor definición. Serenata
Guayanesa abrevó en esas fuentes también con su querencia sonora. Es más el ska
anarquista de Desorden Público tiene una dimensión clara potenciada en la
tonada. Y tal esperanza es cinética en la tonada pues hay movimiento profundo,
telúrico: quien lucha contra las tinieblas no se queda estático, no se
paraliza. Así que, la tonada va a las artes plásticas con Jesús Soto y con
Carlos Cruz Díez (no es extraño que Jesús Soto haya grabado canciones con
Serenata Guayanesa). Oswaldo Vigas crea una dimensión pictórica para la
pedagogía de la liberación, de la creación purificadora. Y Manuel Quintana
Castillo con su abstraccionismo sensible influye en una mentalidad potenciadora
de lo grande, de la justicia, de la soberanía. Francisco Lazo Martí ya nos
inspira en el séptimo canto de la Silva
Criolla: “Sin amor, sin deber, ¿qué
la existencia?/Es tiempo aún de combatir”. De nosotros dependen los valores
que nuestra democracia active. Porque si las tradiciones que asumimos (la
indigenista pemón, la filocalia de los Padres del Desierto y la de la tonada)
son ricas en sabiduría podemos construir juntos una democracia vibrante.
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