INFLUENCIA DE LA BIBLIA EN LA CONSTRUCCIÓN DE VENEZUELA
Por Salvador Montoya/Escritor
Un libro puede contener las
vertientes cimeras de la cultura humana. Y la Biblia en la construcción de
una Venezuela que quería romper con el coloniaje y el absolutismo jugó un papel
certero en la batalla por alcanzar la independencia y la libertad cultural. En
el período de la Independencia vemos la influencia determinante del pensamiento
bíblico en la vida del genio Francisco de Miranda (1750-1816). Afirma el
historiador Tomás Polanco Alcántara que: “En la ciudad de Londres, primero el 22 de junio de 1828 y luego el 20 de
abril de 1833, fue rematada la Biblioteca del General Francisco de
Miranda...Casi siete mil volúmenes integraban la Biblioteca objeta del remate.
Y no eran todos los libros del General: Sabemos, por su minucioso archivo, que
no aparecen en el Catálogo muchos de los que fueron sus libros. Por ejemplo, su
colección de 166 volúmenes de los Clásicos Griegos, legada por Miranda a la
Universidad de Caracas, y recibida por ella mediante la intervención, entre
otros, de Andrés Bello” (Tomás Polanco Alcántara, Once maneras de ser venezolano, Caracas,
Academia Nacional de la Historia, 1987, p. 18). Toda biblioteca define el espíritu que dirige a su poseedor. Una biblioteca
de 7000 volúmenes nos refiere: curiosidad, valentía, conocimiento y liberación.
Y
más adelante precisa Polanco Alcántara que: “Miranda demostró un profundo interés por la Sagrada Escritura: Poseyó
no menos de ocho distintas ediciones de la Biblia entre ellas la primorosa edición
de la "Biblia Sacra Polyglota" editada entre 1569 y 1572 bajo los
auspicios de Felipe II. El Catálogo recuerda, para reforzar su valor
bibliográfico, que gran parte de a edición se perdió en el mar. Y junto a la
Sagrada Biblia encontramos una notable pareja, nada menos que San Agustín y
Bossuet” (Tomás Polanco Alcántara, Once
maneras de ser venezolano, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1987,
pp. 22-23). Procurar la libertad de un
continente exige cultivarse en conocimientos bíblicos profundos. Y los
diferentes textos bíblicos de Miranda no eran objetos de museo, eran sus
instrumentos de batalla y de acción libertaria.
Arturo
Uslar Pietri demuestra que el líder mundial Miranda poseía dentro de sus
haberes librescos esta muestra: “Hay
algunas joyas de bibliófilo como aquella maravillosa Biblia políglota, salida
de las prensas maestras de Cristóbal Plantin, en Amberes, bajo los auspicios de
Felipe II, entre los años de 1569 y 1572, que comprendía léxicos, opúsculos y
gramáticas además de los textos hebreo, griego y latino, impresa en ocho
volúmenes en cuarto, encuadernada en piel de Rusia y con cantos dorados, a la
cual Miranda había añadido en dos tomos suplementarios otras ediciones y
algunos apócrifos. Junto a esta Biblia monumental, que alcanzó el precio,
hoy ridículo, de 12.12 (Libras esterlinas), había otras muchas en variedades
ediciones, inglesas, francesas, latinas y españolas, entre ellas las de Scío y
de Casiodoro de Reina. No faltaban el Corán, ni algún tratado sobre el Concilio
de Trento, ni los libros de Erasmo” (Arturo Uslar Pietri, Nuevo Mundo, Mundo Nuevo, Caracas,
Biblioteca Ayacucho, 1998, p. 90). Construir
un país precisa inteligencia y estrategia bíblica. Miranda entendía tal
principio y procuraba extenderlo a todas sus áreas de influencia: economía,
estrategia militar, política, cultura, sociedad, negocios, liderazgo.
Por
su parte, Simón Bolívar (1783-1830), el Libertador, en uno de sus más poderosos
discursos, dio su definición de la Biblia de esta manera, en 1819: “El libro de los Apóstoles, la moral de
Jesús, la obra divina que nos ha enviado la Providencia para mejorar a los
hombres, tan sublime, tan santa…” (Simón Bolívar, Páginas escogidas, Caracas, Monte Ávila Editores, 2004, p. 40). Quien lucha por un mundo libre asienta sus
poderes en una sabiduría emancipadora. No se puede pretender mejorar la
vida del hombre en sociedad sin tener a la mano el saber bíblico. Y ese fue
también el caso de Juan Germán Roscio (1763-1821), redactor del Acta de
Independencia de Venezuela, doctor en Derecho Civil y en Teología. Roscio para
hacer los fundamentos de una teología de
la emancipación investigó las directrices bíblicas: “Me dediqué al estudio de la Vulgata, no en los indigestos y dolorosos
comentarios que me llenaron el tiempo, mientras yo cursé la cátedra de
escritura, sino como debieron estudiarla los autores de ellos, y como la
estudia quien no está consagrado en cuerpo y alma al servicio de la tiranía…Predispuesto
de esta manera me entregué a la lectura y meditación de la Biblia, para
instruirme de todos los documentos políticos que en ella se encuentran”
(Juan Germán Roscio, El triunfo de la
libertad sobre el despotismo (1817), Caracas, Biblioteca Ayacucho, 2011, p.
4). Estudiar la Biblia produce cambios
de mentalidad, nos eleva sobre la tiranía y nos hace romper todos los límites
culturales y generacionales que nos mantienen atados a la mediocridad, a la
injusticia y a la ineficacia.
Después de este intenso análisis, no me queda más remedio que reafirmar mi postura respecto a la película y, ahora sí que sí, defender a capa y espada esta trabajadísima adaptación de un relato tan difícil como polémico que, sin embargo, es – digan lo que digan – espectacular. Si quieres saber más dale click en continuar
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