FORMADO, REFORMADO Y TRANSFORMADO

 FORMADO, REFORMADO Y TRANSFORMADO

—Entendiendo la palabra para vivirla—

Por Salvador Montoya/@soymontoyaoficial

Esta fue la vida de Juan Germán Roscio (1763-1821): excluido por ser pardo, vivió bajo la filosofía de la colonización. Se automenospreciaba. Pero el estudio de la Biblia y de los principios liberadores lo emancipó. Rompió con amarras de cautividad. Y fue y pregonó el triunfo de la libertad sobre el despotismo. Redactó el Acta de la Independencia de Venezuela: su mente y su ideario y su espiritualidad fundaron nuestra república venezolana hasta hoy. Sufrió la cárcel, el exilio, los odios. Pero superó y llegó a ser vicepresidente de la Gran Colombia. Estando en esas funciones falleció. El excluido y menospreciado Roscio es un ejemplo extraordinario de superación, de pensamiento y de acción poderosa. Fue formado, reformado y transformado por el poder de la Biblia y de su vasto mensaje. La centralidad de su vida fue el Logos (la palabra), el dabar (palabra, mensaje, contenido) bíblico. Quería entender la palabra para vivirla. Y creó así una cultura de dominio, no se quedó bajo un sistema de vasallaje. Ese es el reto de todos nosotros en el presente y en el futuro. Hay cuatro unidades que nos permiten confiar en la Biblia, en las sagradas escrituras y seguir el ejemplo de Roscio. Primero, la unidad histórica y verídica (La Biblia narra acontecimientos reales con testigos presenciales de ellos; las copias bíblicas tienen una certeza extraordinaria: documentos de 200 años antes de Cristo tienen la exactitud de copias después de mil años de Cristo, personajes y lugares históricos verificados con pruebas arqueológicas; además la Biblia sin ser un libro de ciencia afirma cosas que luego por la ciencia han sido demostradas: el movimiento de la tierra y su suspensión en el espacio, la sangre como base de la humanidad, entre muchos más). En segundo lugar, está la unidad profética. En la Biblia se encuentran miles de profecías. Y solamente hay más de 300 profecías sobre la vida de Jesús, escritas 600 años antes de su nacimiento. Este grado de precisión profética no son conjeturas sino piedras angulares bíblicas. En tercer lugar, está que Jesús creyó y se guió por la unidad bíblica. Jesús mismo basó, su vida, su mensaje y su palabra en las sagradas escrituras. Y por último, la unidad bíblica se confronta pero transforma. Es decir, la Biblia ha sido un libro profundamente resistido y vapuleado pero ha resistido todos los ataques antiguos y actuales. No obstante, su mensaje sigue siendo cautivador y transformador para el alma y para el espíritu. Y esto nos señala tres niveles de impacto de la palabra sobre nosotros. Uno: el formado. Dice Gálatas 4.19: "Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros". Toda palabra te forma, te capacita, te entrena en tu identidad, en tus talentos, en tu carácter y en tu destino. Es la formación de Cristo en ti. Identifica tus raíces y tus fuentes. Sabes de la cantera donde eres formado. Dos: el reformado. Dice Hebreos 9.10: "ya que consiste sólo de comidas y bebidas, de diversas abluciones, y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas. Allí notamos la superación de la religiosidad mosaica. El tiempo de reformar las cosas se hace ahora por la gracia. Gracia que rompe cautividades. Reformar el interior pero reformar todos los espacios del vivir: la familia, la empresa, la ciudad, la nación. Esa reforma viene del poder bíblico de la palabra. Tres: el transformado. Dice Romanos 12.2: "No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta". Es la transformación desde la mente, desde el interior de nuestros pensamientos. Elevar el nivel de conciencia espiritual para que nuestro estilo de vida sea de impacto global. Es superar el conformismo, las creencias limitantes y los extremismos, la domesticación y la programación predictiva y esclava. Es entender la palabra para vivirla. Forma, reforma y transforma. Como Roscio: formado, reformado y transformado.


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