¿Qué vamos a hacer con el país?

 


¿QUÉ VAMOS A HACER CON EL PAÍS?

Por Salvador Montoya/Escritor

A Vero, por creer y por la luz

Haga esto Faraón, y ponga gobernadores sobre el país, y quinte la tierra de Egipto en los siete años de la abundancia.

Génesis 41.34

El país/ me dejó atrás// pero el país no fue a ninguna parte

Igor Barreto

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El símbolo profético que porta los inventos del venezolano Luis Zambrano es imprescindible para construir un país. Zambrano desde un pueblo pequeño de los Andes ideó una máquina para generar electricidad mucho antes de la llegada de cualquier empresa eléctrica a esos lares. En otras palabras: Zambrano con inventiva descomunal generó luz para su tiempo y para sus generaciones, fue intencional en su genio y jamás se doblegó ante las tinieblas. Seguro él se preguntó: ¿Qué vamos a hacer con el país? Y en plena época dictatorial decidió poner su corazón y su mente para crear luz. Tal cual nosotros tenemos este desafío total. Así que esa pregunta nos sigue retando: ¿qué vamos a hacer con el país? 

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La Biblia y lo más brillante del pensamiento venezolano nos invitan a decidir por las mejores respuestas. En Cantar de los Cantares 2.12 se dice: “Se han mostrado las flores en la tierra, El tiempo de la canción ha venido, Y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola”. Es decir: ¿qué se oye en el país? ¿qué se escucha en tu país? Las ciudades, los pueblos nos hablan. Nos hablan los desamparados y los pequeños seres, dijera Salvador Garmendia. ¿Qué dicen las voces de las multitudes? Muchos de ellos hablan de sus miserias, del dolor de la escasez y del hambre. Muchos hablan de la falta de justicia, de la coerción, de las asfixias sociales y económicas. De los exilios, de los insilios. ¿qué vamos a hacer con el país? Vamos a escuchar las voces de los niños, de las madres, de los adolescentes, de los jóvenes y de los adultos. Vamos a escuchar las historias de todos ellos. Porque en esas narrativas hay códigos de superación, hay inéditas llaves que abren puertas de logros y de éxitos. Escuchemos las voces más duras y más desgarrantes para ordenar nuestros pasos y nuestras decisiones. La voz de la tórtola es la voz que rompía una estación y se entraba en una nueva: es el acceso a una nueva altura y a una nueva dimensión. ¿Qué vamos a hacer con el país? Escuchar sus voces para remontarse por encima de cualquier dolor y de cualquier sufrimiento y de cualquier tragedia. Que nadie apague ni censure tu voz. Eleva tu voz. Como decía el filósofo Ernesto Mayz Vallenilla en su obra Invitación al pensar del siglo XXI: descifra tu singularidad en el mundo. Esa es la voz de tu superación.

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Ahora bien, la Escritura en otro pasaje poderoso en 2 Reyes 17.27 afirma: “Y el rey de Asiria mandó, diciendo: Llevad allí a alguno de los sacerdotes que trajisteis de allá, y vaya y habite allí, y les enseñe la ley del Dios del país”.  ¿Qué vamos a hacer con el país? Pues vamos a enseñarle la ley del Dios del país. Vamos a enseñarle el poder de los principios bíblicos. Enseñemos a nuestras generaciones el poder de seguir los principios espirituales de vida y de liderazgo. Todo el país una cantera de sabiduría y de inteligencia. El contexto histórico de ese pasaje es que había unos leones que devoraban a los pueblos pues ellos se habían envilecido. Así que el rey de Asiria dice: “Vamos a romper esas maldiciones y esa distorsión. Enséñenles la ley del Dios del país”. Toda distorsión personal y de la sociedad proviene de no seguir las leyes espirituales. Seamos gente de principios, gente de autoridad por los principios que seguimos. Así lo asentaba con rigor filosófico y bíblico Juan Germán Roscio en su libro titánico El triunfo de la libertad sobre el despotismo (1817). Entonces, ¿qué vamos a hacer con el país? Vamos a educarnos con el poder de la ley divina, con la máxima ética, con la máxima deontología.

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Por consiguiente, al tomar en cuenta la ley del Dios del país, nuestro Dios interviene en el país con todas sus bendiciones. Así dice el libro de Deuteronomio 28.11: “Y te hará Jehová sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, en el país que Jehová juró a tus padres que te había de dar”. Por ello, ¿qué vamos a hacer con el país? Vamos a producir la sobreabundancia de Dios en nosotros al cumplir su ley. ¿qué vamos a hacer con el país? Vamos a poner en práctica la mentalidad de la abundancia. Rompamos el cerco del rentismo, del clientelismo político. Es tiempo de productividad. Vamos a superar aquella ineficiencia que describió con tanta maestría Fernando Coronil en su libro El estado mágico. Mentalidad de abundancia rompe cautividades financieras.

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Y por último, ¿qué vamos a hacer con el país? José, el soñador bíblico descifró también esa respuesta al contestarle al Faraón: “Haga esto…”. José sabía lo que se tenía que hacer: dar solución al Faraón, ordenar al liderazgo, hacer producir la tierra y al capital humano, gerenciar los tiempos y la abundancia. Así piensan los estrategas del futuro. Conviértete en un estratega de tu presente y del porvenir. ¿Qué vamos a hacer con el país? Vamos a ponerle estructuras de poder y de evolución. Vamos a crear arte y ciencia. Vamos a hacer deporte y negocios. Vamos a desarrollar espiritualidad e innovación. No le dejemos el país a los resentidos de siempre ni a los oportunistas. Seamos creadores de luz como Luis Zambrano. Como decía el poeta Eugenio Montejo: “Con fuego alumbras, no te olvides que alumbras, eres tu propia vela y estás ardiendo”. Entonces, ¿Qué vamos a hacer con el país?


Septiembre, 2023

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