LA TÁCTICA DEL DESENGAÑO

 


LA TÁCTICA DEL DESENGAÑO

-Cómo triunfa la inteligencia en medio del caos-

Por Salvador Montoya/Escritor

 

¿Cómo lees?

Jesús de Nazaret, Lucas 10.26

...a la táctica del desengaño de los criollos engañados por el enemigo.

Juan Germán Roscio a Simón Bolívar

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¿Qué hacer en medio del caos y de las hecatombes recurrentes de nuestros tiempos? Veamos algunos ejemplos provechosos. Comenta Michael Tournier en su libro El vuelo del vampiro (1981) que cuando el escritor en armas Ernst Jünger supo que en el bombardeo sobre Hannover del 19 de octubre de 1943 su mujer y su hijo habían sido arrasados por el fuego de los soldados estadounidenses. Ante esa fatalidad, Jünger en París decide ir al anticuario, buscar allí un cuadro del pintor Rousseau "La guerra o la cabalgata de la Discordia" y escribe un admirable análisis sobre esa pintura naif. Jünger ante la pérdida familiar usó el arte y el pensamiento crítico para superar sus propios caos y laberintos. Porque el arte define un dispositivo de desengaño ante cismáticas tragedias.

Afirma nuestro filósofo Juan Nuño que a muchos pueblos e individuos les llega un codo de la historia, es decir, un punto ciego, donde no hay continuidad ni mañana ni mucho menos progresión. Ante esa realidad de finitud, Nuño nos propone dejar de creer en fatalismos ideológicos porque: "Mucho más cerca de la verdad han estado los poetas". Y nombra a Pound pidiendo a los historiadores que dejen "espacios para lo mucho que ignoran". Y nombra a Eliot al decir que la historia posee muchos "pasajes solapados, muchos pasillos arteros" (Juan Nuño, La veneración de las astucias, Caracas, Monte Ávila Editores, 1990, pp. 21-22). Porque la literatura define dispositivos de desengaños para abrir espacios inéditos y encontrar pasajes arteros.

Con razón nuestro aforista perspicaz Roberto Echeto llega a disertar que ante "el peso de las adversidades" de nuestros tiempos hay algo que lo puede mitigar y es las obras de arte. Porque "necesitamos varas con qué medirnos, modelos con qué compararnos, chispas que alimenten el fuego que llevamos por dentro" (Roberto Echeto, Maniobras elementales, Caracas, Fundación para la Cultura Urbana, 2016, p. 43). Pues el arte y la filosofía definen un dispositivo de desengaños para avivar el fuego trascendental del ser humano.

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Así que la inteligencia triunfa en medio del caos a través del arte, de la filosofía y de la literatura. Pueblos e individuos amnésicos por los entretenimientos y debido al afán desmedido por el lujo no generan ni se cultivan en las artes ni en el pensamiento creativo. Por lo tanto, es necesario enriquecerse con el arte. Reconocer la valía personal del arte clásico, del arte románico y gótico. Del arte renacentista. Del arte barroco. Mutilar a nuestras generaciones actuales de esas obras es generar seres sin raíces, mentes de bonsái. Forjemos mejores humanos con el arte rococó, con el arte neoclásico, con el arte romántico, con el arte realista, con el impresionismo, con el postimpresionismo y con todas las vanguardias y los movimientos artísticos subsiguientes. Sin arte seremos seres de almas controladas por inutilidades.

Ahora bien, apreciar el arte es descifrar el pensamiento y la filosofía. No es perdernos en vanas discusiones y teorías. Es comprender hacia dónde va nuestra naturaleza humana, con qué sentidos se dirigen a nuestras sociedades. Para ello necesitamos la filosofía clásica, la filosofía patrística y la escolástica. Precisamos el pensamiento renacentista y auscultar el racionalismo, el empirismo, el idealismos, el positivismo, la ciencia. El existencialismo, el estructuralismo y la postmodernidad. Si, y también la fragmentación del ahora. ¿Cuáles van a ser tus certezas? ¿Bajo qué principios vas a dirigir tu vida y tu destino?

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Ante la pregunta sobre la vida y la redención, Jesús de Nazaret le contesta con otra pregunta a su interlocutor: “¿cómo lees?”. Esa lectura de la ley es la lectura que conecta arte, literatura y filosofía. No hay ley sin el arte. No hay arte sin literatura. Y toda literatura es una manifestación de una filosofía. Jesús de Nazaret no se aleja del arte y ni de la literatura. Más bien nos pregunta: ¿cómo lees? Porque ante los caos y los desastres la inteligencia espiritual triunfa por el poder del arte, de la literatura y de la filosofía. Esa es la táctica del desengaño. Mira la ley, mira el arte, mira la literatura, mira la filosofía y trasciende, mejórate, enriquécete, supérate. Triunfa con inteligencia para ser un mejor prójimo. Es lo que hizo Jünger, lo que vivió Nuño, lo que vive Echeto y lo que siempre demuestra Jesús de Nazaret.

Calabozo, marzo, 2023

 

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