MAÑANA, POR FAVOR, EQUIVÓCATE


Por Salvador Montoya
Mañana, por favor, equivócate
Con tu boca para que tus besos
En mí sean trincheras,
Guerras hasta el fondo de la desnudez.
Equivócate con tus ojos
Y así nuestros destinos
Tengan la misma vista,
El mismo deseo que arde en la llama.
Equivócate con tus latidos,
Para que entonces, aquí adentro,
Por donde corre la vida
Seamos
En el amor (y al hacerlo)
El error más dulce
Y más feliz del corazón.
Mañana, por favor, equivócate
Y vénceme, es decir, ámame
Con todos los obscenos fallos.

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