LAS 90 MILLAS DE JORGE RONDÓN


Por Salvador Montoya/Escritor
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Entre el box y el home hay una distancia de 60 pies y seis pulgadas (18,28m y 15,23cm). Allí está la gloria de un pitcher. En ese trayecto conquista su grandeza. Por eso un lanzador proyecta su espíritu de campeón en cada lanzamiento. Pues cada pitcheo que ejecuta es un verdadero abanico de proyectiles lleno de incógnitas, magia, arte, inteligencia, astucia, entrenamiento y mañas para acabar en lo posible con el bateador al turno. Entonces cada pitcher es flechero, es serpentín, es alquimista. Como el joven grandeliga calaboceño Jorge Rondón. Sus 90 millas en cada lanzamiento son 90 millas de campeón. Como en aquella novela de Guillermo Meneses Campeones (1939) sobre la vida de un joven pitcher porque ser pitcher es dominar los lanzamientos de la vida, los lanzamientos para ser diez veces mejor.
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Ser pitcher se acciona con mente de águila. Jorge Rondón se ha movido entre varios equipos de la MBL (Cardinals, Rockies, Orioles, Pirates y White Sox) con destreza y valentía. Porque solo se pitchea para romper límites. Y así es el arte del lanzador: manejar la técnica, lanzar en la zona baja, variar la velocidad constantemente, mantener la calma, mover sus envíos en diferentes puntos y destrabar las fortalezas del bateador. Tal cual en la vida: mente de águila genera excelencia, alcance a las alturas. Y ahora Rondón también se remonta en las alturas del beisbol japonés.
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Desde hace muchas décadas los equipos de las ligas del mundo dividen a sus pitchers en abridores, relevistas y cerradores. Como afirma Juan Vené un pitcher solo lanza verdades de roca porque las de papel lo destruyen. Entonces un lanzador conquista los tres momentos de la vida: la apertura, el relevo y el cierre. En cada uno hay desafíos, y en cada uno se puede especializar para ejercer dominio y control. Vive de tal manera que sepas lanzar los envíos correctos de cada momento. Lanza verdades de roca, verdades de triunfo, verdades de sueños, verdades de metas, verdades de poder. Porque las 90 millas de Jorge Rondón entre el box y el home (las recorre la pelota en cuatro décimas de segundo), son las 90 millas de todos los calaboceños. Somos esas 90 millas, las 90 millas del espíritu de superación en cada juego de la vida de todos los días.

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