FORJANDO MENTES CONQUISTADORAS II
Por Salvador Montoya/Escritor
1
Cuenta la
leyenda urbana del encuentro entre el inmortal escritor Jorge Luis Borges y Mick
Jagger. Así lo narra la viuda del maestro argentino María Kodama: “Un día
estábamos en el hotel Palace de Madrid, esperando a que vinieran a buscarnos
para cenar, y de pronto lo veo a Mick
Jagger arrodillado, agarrándole la mano a Borges y le dice: ‘Maestro, yo he
leído toda su obra, lo admiro’. Borges,
un poco asombrado, no lo veía, dice: ‘¿Y usted quién es, señor?’. Y él responde: ‘Soy Mick Jagger’. Borges dice: ‘Ah, uno de los Rolling
Stones’. Mick Jagger casi se desmaya y
pregunta: ‘¿Cómo maestro, usted me conoce?’. Y Borges dice: ‘Sí, gracias a María’” (Daniel Riera, La leyenda del encuentro entre Borges y Mick
Jagger, 2016. Disponible en: http://www.bigbangnews.com/farandula/La-leyenda-del-encuentro-entre-Borges-y-Mick-Jagger-20160210-0016.html
[Consulta: 16/07/2017]). Se afirma que tal encuentro nunca pasó. Sin embargo,
la anécdota es muy poderosa en simbología pues nos acierta en la mente
conquistadora: toda canción o toda música genera lenguajes que conquistan mundos.
Y al conquistar un mundo funda o transforma una cosmovisión. Con razón Borges afirmó en uno de sus poemas que
una de las formas de cambiar el mundo es: “el
que agradece que en la tierra haya música”.
2
El sonido
musical de la primera década del Tercer Milenio está dirigido por la banda
británica Coldplay. Su disco A rush of blood to the head (2002) y el
DVD en vivo, desde Sídney, en 2003, aceleraron sobre la mass media mundial y
las multitudes un giro hacia un rock más violento o lleno de matices de
adoración y vuelto hacia auras más íntimas. De esa forma Coldplay fue creciendo con toda una concepción artística integral. El
disco mencionado es un recorrido virtuoso sobre sus referencias proféticas:
destrabar la real politik, forjarse un amor con la fuerza de los milagros,
echar fuera los fantasmas. Hay meditaciones sobre Dios, el tiempo, el amor y
sobre las eternas preguntas de la vida. Nos parece un atlas de las pasiones
humanas. Allí en medio del comienzo de la era YouTube, Facebook, Twitter. No sé
si lo conciben con ese fin pero tienen una búsqueda insaciable por captar el
todo de la existencia. Con razón afirma el poeta mexicano Alberto Ruiz Sánchez que ser músico es pertenecer a “la secta de los Adoradores”. Es decir, cantar
forja la adoración que conquista. Coldplay
nos sumerge en su historia que pretende superar el terrorismo, los banales
discursos populistas y tecnocráticos y nos pone de frente, nos lleva a mirarnos
cara a cara con la vida, con la imaginación, con las artes y con la sencillez
de los sentimientos.
3
El joven hawaiano
Bruno Mars ha innovado el concepto
musical de nuestra contemporaneidad líquida. Desde niño ha manifestado sus
habilidades artísticas y ha querido proyectarse con sus modelos: Michael Jackson, Elvis Presley, Stevie Wonder,
entre otros. En el año 2012 se consolida Bruno
Mars con su disco Unortodox Jukebox
que tiene influencias muy diversas: soft rock, reggae, jazz, funk, soul. Mars proveniente
también de una familia puertorriqueño y de muchos músicos lo ha manifestado con
fervor: “Escucho mucha música, y quiero
tener la libertad y el lujo de entrar a un estudio y decir, ‘Hoy quiero hacer
un álbum hip-hop, R&B, soul o de rock’”. Por ello es que Bruno Mars ha encumbrado canciones en
rap o en rock. Porque toda mente conquistadora renueva su
ortodoxia constantemente. Sin embargo, esta heterodoxia no le carga un
espíritu confuso o incoloro. Todo lo contrario. Lo vitaliza, lo encumbra con un
enfoque original, persuasivo y hambriento de creatividad. Es como aquel
aforismo del escritor Augusto Monterroso:
“Cree en ti, pero no tanto; duda de ti
pero no tanto. Cuando sientas duda, cree; cuando creas, duda”. Mars guiado así canta como un negro
saturado de jazz o soul o funk pero puede decir cosas con el más heavy de los
raperos. Y canta al amor con el más lúcido de los spirituals. Allí está la clave de su éxito: parecerme a mi
actualidad pero mi tradición profética la levanto con audacia en todas mis
empresas.
4
El cantautor
uruguayo Jorge Drexler tenía una
canción que iba a competir por el premio de la mejor canción para los Oscars del año 2005. Sin embargo, no le
permitieron cantar su propia canción, ya que él era desconocido para la
audiencia de los Oscars. Pero ganado
el premio Oscar, él se paró en el estrado con su estilo quijotesco y calmo y
cantó en 22 segundos su canción Al otro
lado del río. Allí está la mente conquistadora: tu música trasciende por encima
de marcas y nomenclaturas comerciales. Tu música como tu mente tiene el
poder de conquistar tu grandeza. Porque al otro lado del río está tu gloria y
tu esplendor.
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