LO QUE SE APRENDE DE SERGIO CÓRDOVA “LA PANTERA”

Por Salvador Montoya/Escritor
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Jugar fútbol es hermandad. Pregúntesele a Marcel Rasquín en su película Hermano de 2010. Porque hacer goles perfecciona la fraternidad de la excelencia. En alguna parte del film está la frase ícono: Cada día la vida empieza cero a cero. Esto la sabe muy bien el joven calaboceño Sergio Córdova, apodado La Pantera. Hizo cuatro goles en el Mundial de Fútbol Sub 20 en Corea del Sur. La Pantera es hermano de los campeones. Pues una pantera negra caza su grandeza en equipo.
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Jugar fútbol activa el espíritu de superación. Dijo Eduardo Galeano, ese fanático intelectual del fútbol, que: “El fútbol es la única religión que no tiene ateos”. El fútbol no te discrimina por color de piel, por procedencia social o por títulos académicos o por dinero acumulado. Sólo pide competencia demostrada. Es decir: fe con obras es espíritu de superación. La Pantera demostró junto con la Vinotinto Sub 20 que somos los mejores cuando decidimos ser los mejores. Porque la mentalidad de campeón genera gente imbatible. Ser pantera negra encuentra éxito aún en las noches más oscuras.
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Jugar fútbol desmonta cualquier sistema que nos oprime. Un juego de fútbol requiere destreza, dinamismo, habilidades cinéticas y de liderazgo. Sí, al decir de Edgar Morin es pura complejidad. Al decir de Howard Gardner es pura inteligencia múltiple en cada pase, en cada jugada, en cada chute. Aprendes a rebelarte contra tu comodidad, a destrabar tus pensamientos pequeños, a conquistar tus dimensiones que rompen esquemas. La Pantera no lo detienen los poderes externos de los logros, de los comentarios negativos, de los nombres apoltronados. Porque ser pantera negra es permanecer en el hábitat de la conquista, del dominio, de los triunfos genuinos. Como dice Peñaranda: “Somos los que flinchy”. Así somos los calaboceños, así somos los venezolanos.
Somos panteras.

Somos Vinotinto.

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